La boda de Carlos Vaquero y Paula Conde en Treceño, Cantabria
Vintage Verano Marrón 7 profesionales
C&P
21 Jul, 2018El día de nuestra boda
Los días previos antes de la boda todo parecía ser un desastre: crisis de vestido, visita a urgencias por un tirón (del novio), lluvia torrencial... A punto de un ataque de nervios.
Mientras, tu familia prepara los detalles de boda (que faltan) y decoran el jardín (sin haberte dicho nada) con cosas preciosas.
En el día de la boda, todo pareció encajar como si fuera un puzzle. Amaneció sin lluvia, todo en calma. Te levantas, y miras alrededor pensando "así que ha llegado ya el día". Desayunas con la familia, vienen las estilistas, los fotógrafos/vidéografo... Y todo empieza a construirse.
Todos los nervios anteriores se disipan, porqué vas a estar nervioso/a si tienes a todo el mundo que te quiere cerca, y si además te rodeas de los mejores profesionales pues todo sale redondo.
Ves cómo se colocan las sillas en el jardín, cómo te han peinado-maquillado, charlas con los fotógrafos/videógrafo, y de repente, ya estás vestida/o…
A partir de ahí todo es como una nebulosa de felicidad. Suena la música del novio y tratas de contener el llanto. No puedes... Pero no importa. Suena tu música (esa que sabías que era tu canción de boda aún antes de saber que querías casarte). Y llegas, todo el mundo esperándote, te arropan con las miradas, las sonrisas y las lágrimas de emoción. Te sientes tan feliz que parece que vas a explotar.
Seguir leyendo »Nuestra ceremonia fue magnífica, nuestros seres queridos nos dijeron cosas estupendas y maravillosas. Plantamos una planta en señal de nuestro amor que habremos de cuidar como nuestra unión (con paciencia y mucho mimo).
El convite salió a pedir de boca, todo exquisito y servido con mucha cercanía y amor.
Y llegan más sorpresas, un vídeo en el que te hacen llorar y reír a partes iguales. Y llega el primer baile (un bolero), ese que has ensayado sin decirle al novio que no va a poder hacer giros ni filigranas porque no puedes decirle la cola que lleva tu vestido.
Y todo el mundo se incorpora, y lo dan todo, bailan, cantan, vuelven a bailar, y te abrazan, lloramos, reímos, saltamos...
Más sorpresas, esa canción favorita que tus padres han traducido para poder entenderte un poco más y cantamos la canción favorita de mis abuelos y la del "himno" de Cantabria, y todo el mundo se une... ¡Y cantas! Y no te puedes creer lo feliz que eres.
Más fotos, más abrazos... Y miras todo el rato de refilón a tu pareja porque le ves feliz, y te devuelve la mirada y la sonrisa porque te ve feliz.
¡Un puzzle perfecto!
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