La boda de Carlos y Silvia en Zaragoza, Zaragoza

A la llegada de la iglesia, me esperaba Carlos y fue un momento muy bonito. Luego entramos cada uno en la iglesia, y yo me emocioné al ver a todo el mundo e ir con mi padre que está muy delicado. En la iglesia una de nuestras amigas cantaba porque es soprano y quedó precioso, muy emotivo.

Luego a la salida, ¡preparamos unos saquitos de arroz para que la gente pudiera tirarlos y se ensañaron bien!

En el cóctel y banquete super a gusto hablando con todas las personas, pero un consejo: todo tiempo es poco, recuerdo que quería haber estado con más personas y recuerdo estar con muchas, pero no es suficiente.

La apertura del baile... Fue de comedia, me tuvieron que recoger la cola porque si no me mataba porque hacíamos una coreografía y me puse unas converse. Carlos se puso también unas deportivas para ir a juego.

Pusimos photocall, fotomatón, cady bar... ¡Todo dio mucho juego, la gente participó en todo! Lo pasamos genial. ¡Y se me olvidaba! ¡Le hicimos una sorpresa al novio! El viernes, el día antes, ¡le subimos de sorpresa su moto a la finca para que la usasen en el decorado! Le encantó, me ayudó su primo y su padre porque yo no puedo conducirla.

Como conclusión, ¡los 2 nos casaríamos cada año! Es genial juntar a tanta gente que quieres y que te quieren y pasar un rato genial, comiendo, bebiendo y bailando. ¡Qué más se puede pedir! ¡Muchas gracias a todos por hacerlo posible y tan bonito!