La boda de Carlos y Rocio en Badajoz, Badajoz

En la iglesia fue donde me puse más nerviosa, ya por fin, porque llevaba el día estupendamente (yo creo que fue el jacuzzi). El pasillo de la iglesia se me hizo larguísimo, estaba deseando llegar y abrazar a Carlos y llorar de alegría, y así fue...

La ceremonia fue maravillosa. Nuestro cura, una bellísima persona, la hizo especial. Nosotros ya lo intuíamos, pero los invitados se quedaron todos sorprendidos. Tuvo que adaptarlo todo para que diera tiempo, y lo hizo, y quedo maravilloso.

Después ya las fotitos, y ¡empieza la fiesta!

El día salió estupendo, fue el primero con sol y buena temperatura de toda la semana, asique el buffet genial. El lugar que elegimos, lo decoraron con una infinidad de detalles que no éramos capaces de imaginar. Todos los rincones tenían algo especial. El salón espectacular, cada centro diferente, flores naturales, detalles y detalles de ensueño.

Al pasar a la cena, entramos bailando, nos encanta bailar, y precisamente eso es lo que más nos ha costado elegir en la boda - la música y alguna "coreografía". Así que, dos días antes decidimos las canciones, pero sin tener el baile de entrada preparado, ni el de novios, decidimos improvisar...

Mientras transcurría la cena, nos sorprendieron con algunos regalos muy originales. Nosotros también sorprendimos a los padrinos regalándoles una foto de justo unas horas antes (¡gracias a nuestro fotógrafo!). También regalé mi ramo y una réplica a dos personas imprescindibles para mí. Los detallitos que repartimos, espero le hayan sido útiles a los invitados ¡era nuestro primer requisito!

¡Todo iba genial, pues llegó el photocall y se mejoró aún más! El photocall, algo que nos comió la cabeza bastante. Un mes antes no éramos capaces de poner en pie las ideas convencionales de la típica lona y su precio... Queríamos algo muy divertido y original, y gracias a nuestro "diseñador artístico". Un amigo estupendo, que tiene la inspiración siempre desbordante, nos ayudó a crear algo que teníamos en mente: un rincón cubano-español. Unos sombreros típicos de publicidad de la feria, les pegamos frutas, a otros les pegamos un abanico y castañuelas, otros parecían un lazo gigante, otro de lunares, creó unas faldas con volantes... Y para rematar, rescatamos una bicicleta y una maleta muy antigua de los abuelos que también fue un elemento divertidísimo para las fotos.

Resumiendo, nos lo pasamos genial. Lo disfrutamos todo, espero que nuestros invitados también, que se convierten en testigos y protagonistas del evento.

Y son 24 horas especiales, pero hay que mantener el sentido común, no menos importantes son también las siguientes y las siguientes. El amor y la unión hay que celebrarlo cada día.

Rocio y Carlos.