La boda de Carlos y Marta en San Leonardo De Yague, Soria

El día de nuestra boda

Los que me conocen bien, saben que siempre he sido una fan incondicional de las bodas; me emociono, lloro, río y bailo en todas y cada una de ellas, ¡si incluso cuando prácticamente no conozco a los novios , disfruto pasando las horas viendo nuevas tendencias en vestidos de novia y sigo decenas de cuentas en redes de moda nupcial y decoraciones... Pienso también que en la vida existen dos únicas ocasiones para reunir a todas las personas a las que quieres, te quieren y que nos han marcado para ser quienes somos a día de hoy, y bueno sí, por mucho que el negro estilice silueta, ¡el blanco resalta el moreno! Y me negaba a no organizar al menos una de ellas.

Hace ahora un poquito más de dos años empezó toda esta locura, aquel 10 del 10 del 20, ¡que tan bien sonaba! Y sobre el que habíamos volcado tantas expectativas tuvo que esperar, y la montaña rusa emocional y la obsesión continúa por aforos, índices de incidencia y tasas de contagio, fue dejando como recompensa en nuestra memoria y en el camino una súper no-boda y varias despedidas, siempre rodeados de los mejores.