La boda de Carlos y Ana en Salou, Tarragona

El día de nuestra boda

El día fue increíble, nos hizo un tiempo espectacular, ¡hasta calor pasamos! La gente estaba con muchas ganas de fiesta y así fue, ¡una gran fiesta! No dejé que nadie estuviera sentado, que todo el mundo bailara y disfrutara. ¡También fue un reencuentro de amigas que viven lejos y hacía meses que no nos veíamos y había mucha emoción, como también decir a dos amigas que eran damas ese mismo día y estar guardando el secreto durante todo 1 año y medio!

Vivir la experiencia de mi amiga, ver a su hija de dos años llevar el cartel de ahí llega la novia (ella acompañándola) pero sí, a su tía se le cae la baba con esta muñeca. ¡Lloraron, rieron y para nosotros eso fue lo más importante! ¡Que la gente se quedara con el recuerdo de que bien lo pasaron, así están deseando que me case de nuevo para celebrar otra boda, porque todo salió a pedir de boca! Y nosotros, los novios, hicimos caso a muchísima gente, ¡disfrutamos nosotros sin importar que hubiera fallos o lo que sea!

¡Iba a mi rollo, bailaba sola, disfruté de mi día y lo exprimí al máximo! Cabe decir que yo soy una llorona y no, no solté ni una lágrima (el novio casi provoca una inundación), solo lloré cuando le di el ramo a mi prima, porque es la más especial para mí. Y por todo lo demás… Buf, no me canso de ver los vídeos, ni las historias, ¡el 360º y el fotomatón un puntazo! Y cada día siempre tengo hueco para ver las fotos.