La boda de Carla Osorio y Kevin Gil en Puerto De La Cruz, Santa Cruz de Tenerife
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C&K
21 Dic, 2013El día de nuestra boda
Nuestra boda fue muy soñada, idílica por donde se vea, maravillosa, llena de sorpresas, regalos, momentos tensos, un montón de cosas. Pero lo más importante, llena de amor.
Nuestra boda comenzó de la siguiente manera. Mi esposo -qué hermoso es poder decir esa frase- es Cabo de la Marina Española y trabaja en la península. Nos despedimos un 05 de septiembre de 2013 y antes de que el partiera, tratamos de hacer todo lo que pudimos juntos para la boda, la cual se realizaría el 21 de diciembre del mismo año. Así mismo, nos despedimos con la ilusión de que la próxima vez que nos viéramos sería en el altar para darnos el ¡Sí, Quiero! Y así fue, después de 3 largos meses de espera, angustia porque todo saliera como queríamos y hasta con la desesperación de que no podíamos vernos por la lejanía, al fin llegó el día. Desde temprano, con los fotógrafos, uno para cada uno, viendo como nos maquillábamos mi cortejo y yo, como él se arreglaba y se vestía hasta que, por fin, llegó la hora. Pero como siempre debe haber un pero, sí, nuestra boda iba a ser al aire libre y como siempre el clima de esta preciosa isla de Tenerife tiene que dar el “cante”. Esa tarde parecía que venía un huracán. Los vientos levantaban todo, los toldos, los manteles, hasta la alfombra, etc. Con eso se lo digo todo y la orquesta que amenizó la boda tenía que moverlo todo: cableado, micrófonos, sonido, cornetas, tambores y todo lo que integra una orquesta.
Seguir leyendo »Comenzamos una hora y media más tarde. Los invitados estaban esperando mientras yo estaba en la habitación del hotel sin poder bajar porque perdería la gracia, estaba desesperada, mis damas me calmaban y mi madrina oraba por mí, -somos cristianas evangélicas-.
Al fin llegó la hora. Comenzó a sonar la música y empezó el cortejo a salir, el sonido de los flashes de las cámaras, la gente viendo todo con expectativa, unas llorando, otras riendo, otras impresionadas. Sin palabras, de verdad, y por fin, entré. Se me hizo eterno el pasillo, quería ver a mi novio, después de 3 meses. Y al girar por la alfombra, ahí, en frente de mí lo vi, tan guapo, tan elegante, tan hermoso, tan ilusionado, tan nervioso porque nosotras, las mujeres, no somos las únicas que nos ponemos nerviosas, ellos también. Y al entregarme mi padre, nos miramos a los ojos y fue dar gracias a Dios por este momento. Y, luego, todo pasó tan rápido que cuando nos dimos cuenta, ya estábamos en la habitación. ¡Pero la fiesta estuvo magnífica, la comida más que magnífica y la atención increíble!
En verdad, me quedo corta con todo lo que vivimos, fue una verdadera bendición de Dios y de todos los que me acompañaron ese día, ¡gracias! Los quiero o mejor dicho, ¡los queremos un montón!
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