La boda de Ayose y Katerine en Corralejo, Las Palmas
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A&K
09 May, 2016El día de nuestra boda
Bueno, a ver, por dónde empezar, hay tanto que contar. Bueno, empezaré por el principio.
Me desperté supertemprano con 2 de mis damas de honor que se quedaron a dormir en mi casa y junto a mi hija, ya que mi ya marido se quedó a dormir en casa de su mejor amigo. Me duché y después me fui directa a la peluquería para que me alisaran el pelo. Cuando llegué a mi casa, me puse con mis amigas a acabar de detallar algunas cosas pendientes. Después de coger un par de cosas nos fuimos para la casa de mi madre y allí estaba mi tía también.
Los nervios estaban a flor de piel, pero aún no había llegado el nivel máximo de nervios en ese día.
Cuando volví a la peluquería para que me hicieran los bucles llegó la tercera dama de honor ¡y fue una gran sorpresa! ya que me había dicho que no sabría si podría ir por tener a su hijo enfermito, ¡pero fue!
Bueno, mi querido “amorsito” también se puso a hacerme partícipe de su día, enviándome fotos por WhatsApp. Recibió hasta un masaje y todo.
Seguir leyendo »Cuando solo faltaban 4 horas me costaba hasta comer, ¡pero bueno, igualmente feliz!
El momento de ponerme el vestido fue increíble, la verdad, mágico.
Empieza lo mejor. Cuando me subí al coche para ir a la capilla empecé a sudar, a reír por nada, casi llorar, vamos, genial.
Antes de entrar llamé a mi primo que era él quien supuestamente me iba a entregar, y le dije que llamara a mi madre. Cuando vino le dije que mi primo no me podía entregar porque no quería, se puso de los nervios la pobre, y cuando vi cómo se había puesto, que hasta me dijo que no había tiempo para buscar a otra persona, y le dije que no quería otra persona, vamos haciéndola poner un poco más nerviosa. Y cuando ya vi que la pobre estaba casi al límite, le dije que no quería que mi primo me entregara, porque no tenía derecho, ya que al fin y al cabo ella es mi madre, padre, amiga, vamos, todo, y se puso a llorar diciendo que no le hiciera eso.
Y nada, después de lágrimas y más lágrimas, nos preparamos para entrar a la capilla. En cuanto pusieron la música con la que tendría que entrar yo (a partir de hoy-Maite Perroni) me paralicé completamente. Empecé a decirle a mi madre entre lágrimas que no podía, no podía, refiriéndome a que no podía controlar las ganas de llorar, y después de un largo rato y de tener a todos esperando, pude relajarme un poco y entrar. Me pude relajar cuando ya estando sentada el pastor dijo que estábamos ahí todos contentos, aunque no lo pareciera, y todos empezaron a reír, y ya me pude relajar un poco, repito, un poco. Todo estuvo muy bonito, aunque la mayor parte estaba concentrada en no llorar.
Cuando vi a mi hoy marido ahí, de pie, todo guapo, con su pedazo sonrisa nerviosa, me toco quitar la mirada de él porque me ponía más nerviosa.
Cuando llegó el momento del ritual de la arena fue una risa porque pusieron los tarros al revés, ya que el mío era el azul y el de mi chico el rosa. Son nuestros colores favoritos y el pastor justo sacó el tema de por qué esos colores, y nada, le dijimos que eran nuestros favoritos pero que estaban al revés, y otra vez más risas. Después, casi no le entra el anillo a mi chico, y se me rompió un zapato conforme salimos de la capilla, menos mal que ya tenía mis zapatillas listas para cambiarme y estar cómoda en el convite.
Después en el convite, muchas risas, mucha comida, lágrimas, hubo de todo.
Y ahora ya que somos marido y mujer, empezamos una nueva etapa.
¡Por cierto! Seguiré por aquí mucho más tiempo, me ayudaron muchísimo, la verdad, y bueno, nos hemos enterado de que vamos a ser papis de nuevo, regalo de bodas.
Un beso a todos y mil gracias.
Ah, por cierto, ¡ya estoy casada!
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