La boda de Asier y Alejandra en Arrigorriaga, Vizcaya
De noche Otoño Azul 4 profesionales
A&A
03 Oct, 2015El día de nuestra boda
Desde la mañana los nervios nos consumían. Quisimos pasar la última noche de solteros juntos. Como nos casamos por la noche, teníamos tiempo para hacer cosas por la mañana.
Al despertar nos miramos y solo nos reímos, estábamos a punto de dar el paso más importante de nuestras vidas, y los nervios se sentían. Él preparó el desayuno mientras yo repasaba la lista de cosas pendientes. Echamos el último vistazo al photocall y marchamos al restaurante a revisar los últimos detalles.
Me llevó a la peluquería y nos despedimos, sabíamos que ese era el momento en que no nos veríamos más hasta el altar.
En la peluquería estaba con unos nervios increíbles, hasta el punto que el peluquero sacó unas copas para ver si con eso me relajaba. Me peinaron, maquillaron y a la lista de amigas que esperaban, le hicieron lo mismo.
Luego, nos fuimos a casa a esperar. No comí nada y tenía el estómago apretadísimo. Después de las 3 de la tarde llegó el ramo. El invitado que esperaba con más ansia, y era perfecto, justo lo que quería.
Seguir leyendo »A las 4 comenzaron a vestirme y ponerme guapa. Afinar los últimos detalles, caminar con el vestido, ver cómo me sentaría, cómo posaría en las fotos etc. Lo que fue una real tontería, por que no puse nada de eso en práctica.
Luego vinieron por mí. El coche decorado como había escogido, en el momento de montar ya me dolía la tripa, el corazón se me acelero, sentí mil cosas. Pensé… ¿qué estoy haciendo?, pero me sentía muy feliz.
Estuvimos dando vueltas 20 minutos. Mi suegra, si no llamó 20 veces, no llamó ninguna. Estaba más nerviosa ella que yo.
Llegar, bajar del coche acompañada de mi hija en todo momento, nos veíamos como dos princesas, ya que la vestí de blanco como yo. En el momento de entrar, ella cogió la cola del vestido y nos dispusimos a entrar al altar. Lo vi a él, el hombre de mi vida, nervioso y con sus ojos puestos en cada detalle: de mi vestido, mi peinado, mi cara en el momento de entregarme a él.
Me cogió y me dio un beso agregando: “¡te ves hermosa!”, eso me relajó bastante. Sentir esa seguridad de estar hay con él me hizo ver a mi alrededor todos nuestros seres queridos. Nuestros amigos en común, los de él, las mías, nuestra pequeña niña…Éramos felices.
Nos dimos ese sí tan deseado por nosotros y todos los que nos acompañaron. Concluimos con un beso, unas pequeñas lágrimas entre promesas y deberes de amor. Luego, al banquete, que estamos tan seguros que a todos les gustaría mucho. Escogimos el sitio perfecto, muy personalizado, detallistas y todo lo que se asemeja a un buen sitio.
Nuestros invitados aun nos dicen que jamás habían ido a una boda como la nuestra, tan llena de detalles, emociones y con un servicio de comida que aun sorprende más. De hecho, nuestra primera comida de casados fue aquí.
Fuimos tan espontáneos que lo pasamos muy bien, disfrutamos de nuestro día a más no poder. Nos fuimos de fiesta y seguimos disfrutando. Esta fue la mejor decisión de mi vida, soy y somos muy felices.
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