La boda de Arantza y Leandro en Albalat De La Ribera, Valencia

A las 12:00 mi madre y yo nos fuimos a la peluquería y de ahí a la maquilladora. Como teníamos para rato por lo menos yo (dos horas en el secador con los rulos puestos), tuve que comer allí. Mi padre y mi tío llegaron al pueblo a la 13:30 y se fueron con mi madre a casa para comer, ya que venían con mi ramo y los prendidos en una neverita, que fue regalo de una tía.

Sobre las 16:45 salía de la peluquería corriendo para casa porque a las 17:30 los fotógrafos venían a casa para hacerme las fotos, antes ya estuvieron con el novio. Mi marido y yo decidimos que queríamos hacernos algunas fotos antes de la ceremonia por lo que decidimos hacer un “first look”. Así que él llegó a casa sobre las 18:30 aunque aún tuvo que esperar en el salón mientras terminaban de hacerme mis fotos. A las 19:15 salimos de casa los dos a escondidas para ir a hacernos unas cuantas fotos con el coche y de día para aprovecharlo. A las 20:00 nos dejaron a casa uno en el lugar donde salíamos, a él en casa de sus padres y a mí en casa.

A las 20:10 el novio salía con sus padres, su familia y amigos caminando hacia mi piso para recogerme. Una vez llegaron a casa, mi familia y amigos estaban esperando bajo de casa para verme salir, y mis padres y yo nos dirigimos a salir de casa para bajar a la calle. Una vez fuera fuimos todos caminando hacia la iglesia, primero íbamos mi padre, que fue el padrino, y yo, después el novio y la madrina y detrás de ellos mi madre y mi suegro y ya por último detrás de ellos todos los demás invitados.

La ceremonia fue genial, muy bonita, tuvimos música en directo. La única anécdota fue que al cura se le olvidó la típica frase de “puedes besar a la novia”, aunque nosotros lo hicimos igual. A la salida de la ceremonia nos hincharon a arroz, confeti, pétalos y algunos de nuestros amigos más graciosos nos tiraron hasta macarrones.

Después tuvimos una pequeña sorpresa para los invitados, y es que compramos farolillos voladores para lanzarlos a la salida de la iglesia, pedimos permiso en el ayuntamiento y nos lo concedieron. Quedó precioso, muy bonito y romántico.

Nos trasladamos al restaurante donde los invitados disfrutaron de un cóctel de bienvenida mientras nosotros nos hacíamos unas cuantas fotos más. Cuando llegamos aún nos dio tiempo de tomarnos algo en el cóctel con los invitados y disfrutar de ellos. Seguidamente nos dirigimos a la puerta por donde teníamos que entrar a la sala con todos nuestros invitados esperándonos ya sentados.

Desde este momento se me pasó rapidísima la noche, la cena estuvo espectacular y buenísima. Pudimos dar todos los detalles que queríamos, incluso nuestros sobrinos nos regalaron una parejita fofucha preciosa, eran clones de nosotros. Tras el corte de la tarta y el brindis, los amigos de mi marido nos prepararon un vídeo muy emotivo, cuando el vídeo finalizó salimos a la pista para hacer el primer baile. Los invitados se sorprendieron mucho cuando nos vieron bailar, pero les gustó mucho a todos, aunque tuvimos ayuda de algunos amigos y de mis cuñados.

Mientras disfrutábamos de la discomóvil, los invitados también podían aprovechar y hacerse fotos en el photocall. Conseguimos alargar la noche hasta que cerró el restaurante sobre las 04:00 y de ahí algunos seguimos la fiesta en el pub del pueblo hasta las 06:00.

Fue un día increíble, el más bonito y feliz de nuestras vidas.