La boda de Antonio y Veronica en Icod El Alto, Santa Cruz de Tenerife
Al aire libre Verano Azul 4 profesionales
A&V
25 Jun, 2016El día de nuestra boda
En una sola palabra, ¡increíble! Eso sí, todo sucedió volando, tantos meses preparando todo y ese día pasa rapidísimo. Puedo decir que disfruté de cada minuto.
La noche anterior me quedé a dormir junto a mi mejor amiga (quien vino desde Miami) en el hotel donde era la boda. Nos levantamos temprano, relajadas, nos hicimos mascarillas faciales, me duché como una princesa, por un rato largo... No aguantaba quedarme en la habitación tanto rato, ya que la boda era tarde a las 7 pm, así que me escapé y fui a ver cómo iba quedando la decoración, novia controladora, ¡pero todo estaba quedando hermoso! A eso de la 01:30 llegó la maquilladora, ¡así que nos pusimos manos a la obra! Comenzó el maquillaje, luego el peinado, a la vez maquillaban a mi mamá, mi tía y mis damas. Todo esto con música y champaña, entrando en ambiente rápidamente. A eso de las 4:30 llegó el fotógrafo y el chico del vídeo. Comienzan mis momentos de fama, foto por aquí, foto por allá, graba el vídeo, ponte así... Agotador eso de ser modelo.
Seguir leyendo »Ya vestida y sintiéndome como toda una princesa, ¡la ansiedad y los nervios me comían! Llegó mi hermano a la habitación a buscarme, ya que él me llevaba al altar... Me temblaban las piernas, nos vamos hacia el jardín donde era la ceremonia y yo toda nerviosa porque sentía que, desde donde estaba esperando yo, no iba a escuchar la música de la ceremonia y no me enteraría de cuándo caminar... ¡Pero qué va! En lo que comenzó la música, creo que todos se enteraron. Enseguida me entraron aquellas ganas de llorar inevitables. Nerviosa, me reía, lloraba, ¡todo! Pues en eso me doy cuenta que el dj lanzó mi canción antes de tiempo y casi que corro, pero nada, la dejé sonar, menos mal era larga, así que mis damas y los bebés de los anillos entraron con la misma canción que yo, ¡igual quedo hermoso!
Al ver al novio, ahora mi hermoso esposo, pues esos ojos aguados conteniendo todas las lágrimas de emoción, pararme a su lado y tener ganas de comérmelo a besos, pero no podía aún. Una ceremonia sencilla y muy romántica y emotiva y, por supuesto, el momento emocionante donde nos dicen “enhorabuena, ya son marido y mujer, pueden besarse”. ¡Nos casamos!
Salir de ahí, más fotos, ¡y un brindis genial! Con champaña azul, ya que todo en la boda era azulito, seguido del primer baile de los novios, casi me caigo pisándome el vestido, ¡pero todo bajo control! Comenzó la fiesta, mi boda no fue una cena, era solo picoteo toda la noche y bebida libre desde el principio. Bailar, casi ni probé la comida, pero supongo que es normal... En determinado momento de la fiesta, cuando ya sabíamos que había bastante alcohol en la venas, lanzamos lo que los venezolanos llamamos “la hora loca, música vieja, graciosa, de esas de infancia o que bailábamos siendo chiquillos, acompañado de sombreros, gafas gigantes, ¡y montón de accesorios graciosos!
Como el hotel era solo para nosotros, muchos invitados se quedaron a dormir, así que eso fue hasta que el cuerpo aguantó, y el mío aguanto menos que el del novio. Me fui a acostar primero y le dije que disfrutara, que lo amaba mucho, y que nos veíamos pronto... Pues después de mil años tratando de quitarme todas las trabas del peinado, me quedé dormida... Yo también tenía mis tragos encima, así que caí como plomo. Como a eso de las 7 am me levanté, sin razón alguna, ¡y veo al lado de la cama que él no estaba! Pensé: ¡Siguen dándole a los mojitos y disfrutando, qué locos! Pero agarré el móvil y veo un mensaje de él que dice "me dejaste fuera de la habitación en nuestra noche de bodas". ¡Infarto total! ¡Me levanté como loca! Les explico, yo tenía dos habitaciones, una frente a otra, en una estaba todo el desorden y en la otra dormiríamos... En la parte de afuera de las habitaciones estaba un escritorio con la llave de la nuestra, y la llave de la otra estaba pegada a la puerta, pues él llegó de tal manera que no vio la llave en el escritorio y se metió en la de delante. Me levanté, lo fui a buscar y me lo traje, cual niño regañado a dormir conmigo, no nos quedó otra que reírnos y tomarlo como la anécdota más graciosa de la noche.
Al día siguiente, nos fuimos a la piscina con los invitados que se quedaron en el hotel, comimos un poco más y ya después a casita. A descansar porque, madre mía, ¡planear una boda sí que agota!
A casi una semana del gran día, ¡solo puedo decir que estoy muy feliz de haberlo hecho! ¡Y que vivan los novios!
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