La boda de Antonio y Paula en Valencia, Valencia
Al aire libre Primavera Morado
A&P
27 Abr, 2019El día de nuestra boda
A las seis de la mañana ya estaba despierta, intenté dormir un poco más porque la maquilladora no venía hasta las ocho, pero me fue imposible. Me levanté, me duché el cuerpo, porque el día anterior mi peluquera me dejó ya lavado el pelo. Desayuné y esperé a que viniese la maquilladora y la peluquera, nada tenía que hacer yo, pues todo me lo tenían que hacer a mí, no estaba nerviosa, bueno, lo normal pero no estaba atacada.
Vino la maquilladora, me dejó guapísima con unos labios rojos oscuros... la gente me decía que el maquillaje debería ser suave para una novia, pero yo soy la novia y yo decido y en mi boda, mi protocolo. Cuando terminó la maquilladora empezó la peluquera que llegó un poco tarde, junto con el fotógrafo, así que el fotógrafo me pilló sin peinar, pero no me importó porque había tiempo de sobra y si me tenía que hacer las fotos mientras me peinaba, pues tampoco era tan grave.
Cuando ya estuve maquillada y peinada empezó la sesión de fotos con la familia, con mi abuela, con mi hermano, con mi madre... me casaba a las doce y a las diez y media ya estaba lista, así que hubo tiempo para todo. Nos tomamos unas copitas de champán y pasamos un buen rato haciendo fotos. El fotógrafo, mi abuela, mi hermano y mi madre se fueron a la iglesia mientras mi padre venía a por mí con el coche nupcial... le pusimos las flores y nos dirigimos a la iglesia. Nos dimos cuenta a los tres minutos que nos dejamos el pin de flores de mi padre, así que volvimos porque íbamos muy bien de tiempo y la iglesia no estaba lejos en coche.
Seguir leyendo »Al llegar a la iglesia vi a un montón de gente fuera, todo turistas con las cámaras de fotos... mi iglesia en Valencia detrás de la lonja por el mercado central, pues imagínate los turistas que vieron boda... ahí que se quedaron cual paparazzis. Vamos, que tuve muchísimo público.
Entré en la iglesia acompañada de mi padre, un momento superemotivo y al fondo a mi marinovio emocionado al verme. Ni vi las flores de la florista en los bancos, ni escuché la música... estaba tan concentrada en mi marinovio y en mirar a los lados de los bancos a mis invitados que lo demás lo pasé por alto. La misa se me hizo un poco larga, pero el cura lo hizo muy cercano y amigable, dirigiéndose a nosotros en ocasiones como si fuéramos amigos.
Al terminar firmamos mientras los invitados, junto con todos los turistas, nos esperaban fuera con el arroz y los pétalos. Al salir llovió arroz y pétalos, y la gente se nos acercaba a felicitarnos. Justo me picó una abeja en la mano del ramo, pues al ser natural, la atrajo, pero mi ya marido, me chupó la mano y no se hinchó mucho, yo empecé a imaginar que ya me tenía que ir a urgencias porque se me iba a hinchar la mano y de pensar en abandonar a mis invitados... ¡pero no! Se me hinchó un poco, pero pude seguir la celebración.
Mis invitados cogieron el bus que pusimos para ir a la Alquería y mientras ellos llegaban al cóctel, nosotros nos fuimos a la playa a hacernos unas fotos. No estuvimos más de un cuarto de hora porque no queríamos entretenernos con las fotos y queríamos estar con nuestros invitados. Llegamos a la Alquería y nos pusieron una traca para avisar de nuestra llegada, también teníamos una canción de Coldplay, pero no nos la pusieron... he de decir que ni lo echamos en falta, luego se disculparon por no haberla puesto, pero nosotros estábamos felices y nada nos importaba.
Entramos en el cóctel saludando a todo el mundo, o eso intentamos. ¡Los invitados encantados porque salió un día espectacular y el cóctel en el jardín fue de diez! El libro de firmas se quedó medio vacío de fotos, porque la gente se hacía fotos con la polaroid y se las quedaba, pero no me importaba... porque la gente estaba disfrutando haciéndose fotos entre ellos, pero sí que escribieron.
Entraron todos los invitados a las mesas... y nosotros entramos con la canción de Salta Conmigo. Superanimada, la gente con las servilletas en el aire, de pie y animándonos, hicimos un recorrido entre las mesas bailando, hasta llegar a la nuestra... Nos ofrecieron unas copas para hacer un brindis, nos sentamos a comer y aunque nosotros no comimos mucho por los nervios, la gente disfrutó mucho del menú. Durante el banquete no paraban de gritar ‘que se besen los novios, que vivan los novios’… hasta nos hicieron besarnos encima de la silla. La gente estaba muy entregada y teníamos a mucha gente joven y familia muy cachonda. Nos hicieron un baile sorpresa por mesas... que no lo tenían muy bien organizado, aunque eso lo hizo más divertido.
La gente no guardó mucho el protocolo, salían a fumar, otras a cotillear, pero eso estuvo muy bien... porque la gente no se sentía cortada y se sentían como en casa, hasta nosotros mismos abandonábamos la mesa nupcial para salir a fumar algún cigarro. Al partir la tarta, mi ya marido me cogió en brazos y yo con el pie, tiré la figura de novios y se rompió, pero tampoco nos importó. Yo a penas comí nada, llegó la hora de la fiesta, que era en una terraza interior. He de decir que la gente joven animó muchísimo la fiesta y el resto de invitados al ver que no teníamos vergüenza y que nos poníamos a bailar y nos subíamos con el dj, que robábamos el micrófono para cantar las canciones... eso se trasmite y la gente se desinhibió y perdió la vergüenza. Hasta las abuelas bailando en el podium con el dj, un primo de mi ya marido subió y nos cantó una canción de Queen, se soltó el pelo y las mujeres abajo como fans locas, una amiga mía hasta le lanzó un sujetador al escenario... en otra canción, de repente, vi también unos zapatos volando y eran de una invitada que se puso a bailar el twist con su pareja y tiró los zapatos a lo loco... Los carteles del photocall dieron mucho juego y la gente lo pasó en grande, hasta nos hicimos amigos del fotógrafo y el dj... Vamos, q el baile fuese un desmelene.
Os vengo a decir que lo que trasmitan los novios es muy importante porque los invitados lo notan y se contagian de ello... acabamos a las diez y media y aun así, la gente se volvió en el bus a seguir la fiesta al puerto, a los sitios baile.
Consejos: debéis disfrutarlo y que ningún imprevisto por muy grave que sea os amargue. Uno de nuestros invitados no estaba en la mesa que debía, pero se cambió sin problemas. Rompimos la figura de la tarta y no nos pusieron la canción de entrada, pero nada de eso importa, solo importa lo que trasmitís, la energía que desprendéis. Teníamos dos viajes de vuelta, el primer bus de vuelta que lo teníamos a las nueve se volvió vacío. Nadie quería volver y en el segundo bus, que era a las diez y media, ya se fueron todos, no tenían otra... He de decir que mis amigas alegran cualquier evento, aunque te vayas bajo de un puente, las quiero con locura y no habría sido lo que fue si no hubiesen estado ¡Y tenía una amiga en Australia que apareció de sorpresa, casi al final del baile, eso ya remató el día! Hoy, si se puede, estamos más enamorados aún ¡Otra cosa! Wedshoots ha triunfado, tengo un montón de fotos. Junto con el invitado espía.
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