La boda de Antonio y Desirée en Panes, Asturias

El día de nuestra boda

Comenzamos el día muy tranquilos, la verdad. Eran las 7 de la mañana y nos casábamos a las 13:30. A las 8 llegaban la maquilladora y la peluquera, nos casamos en el Palacio de Cimiano, y celebrábamos allí mismo la ceremonia. Todo era perfecto, excepto por el tiempo. No paró de llover en todo el día, pero esto es Asturias, qué le vamos a hacer.

Fuimos a desayunar tranquilamente y, cuando llegó la hora, subí a mi habitación para empezar con la preparación para el maquillaje. Allí ya habían peinado a dos de mis primas, y estaban peinando a mi madre. Empecé a sentir nervios, la gente llegaba y no podía recibirlos, y mi marido aparecía por allí de vez en cuando, sin mirar, a traerme un café. Estaba deseando verme, pero no podía.

Cuando acabaron de maquillarme y peinarme, empezó mi madre a vestirme. Llegaron los fotógrafos, y entonces empecé a ponerme nerviosísima, ya solo quedaban 30 minutos para dar el “sí, quiero”. Entonces apareció mi padre, guapísimo, y me emocioné, pero aguanté las lágrimas. Todos se fueron a la ceremonia, y yo me quedé con mi padre y la fotógrafa esperando a que me dieran la orden de que el novio estaba allí y que podía subir.