La boda de Antonio y Begoña en San Fernando, Cádiz
Elegantes Verano Granate 6 profesionales
A&B
08 Ago, 2015El día de nuestra boda
Siento no poder decir que estuve atacada de los nervios los días anteriores, la verdad. No sentí los nervios porque daba por hecho y asumido los errores y fallos que pudiese tener la boda y, bueno, como lo perfecto no existe, solo quería pasármelo bien. La noche antes estuve haciendo cosas hasta las tres de la madrugada, culminé la noche llenándole de "pos-it" escritos el portón a mi entonces futuro marido, un no parar. Me levanté temprano habiendo dormido en la habitación con mi hermano pequeño y una amiga-hermana los tres "despatarraos" con colchones en los suelos.
Es probable que a pesar de no tener nervios soy bastante pesada por lo que desperté a media casa, mandé a mi amiga a por churros, levanté a todo el mundo (éramos 6 en casa) y desayunamos churritos con café y, ¡oh! El día estaba encapotado y con un bochorno increíble... Me dejaron en la peluquería porque el día anterior cambié de idea de peinado. Cosas mías… ¡Y el día seguía sin abrir! Llamé a papá para que me recogiera con la cabeza llena bolillos, el pobre intentaba grabarme el vídeo, pero el tiro salió por la culata.
Seguir leyendo »Me dejó en casa de mi madre, donde para variar y raro en mí seguía dando órdenes. Búscame, tráeme, mira a ver, encuentra... Total, que tenía a todo el mundo a retortero hasta que llegó la maquilladora y me sentó para empezar a intentar que pareciera una novia. Mientras tanto la casa seguía siendo una feria con movimiento de gente, planchas, detalles que no aparecían, duchas, comida...
Cuando llegaron los fotógrafos advertí de que soy bastante payasa y voy cambiando mucho de caras, cosa que por lo visto agradó y pasamos un buen ratito echando fotos hasta que llegó el coche y… ¡Oh! ¡El día seguía sin abrir y hacia una calor impresionante! Los novios anteriores salían tarde de la iglesia, el novio estaba fuera, así que dimos una vuelta con el coche. Qué calor estaba pasando... Metieron a la gente cuando llegué a la puerta de la iglesia en el coche nupcial y, nada, allí estábamos mi padre y yo riéndonos, echándonos unas risas y gastándonos bromas.
La entrada a la iglesia fue igual, hablando con mi padre, riéndonos, gastándonos bromas que tranquilidad y felicidad a la vez... ¡Cuando vi al novio estaba radiante, pletórico, increíblemente guapo y yo no podía borrar mi sonrisa de la cara hasta que subí al rito del matrimonio! Se me formó un nudo en el estómago y empecé a reírme y terminé llorando... Los nervios aparecieron, tenían que llegar antes o después y a mí me llegó muy oportunamente en ese momento.
La música de acompañamiento hacía que me emocionara aún más y serán inolvidables esos momentos para mí, lo cual me alegra mucho porque es un momento importante de la vida. Salimos con el coche dirección para fotos y banquete, cosa que no voy a relatar porque vale la pena verlas en vez de contarlo, serán espectaculares. Solo añadiré que el coche se quedó parado a mitad de camino y los fotógrafos tuvieron que empujar con la calor, que perdí la liga (aun no sé en qué parte) que tenemos fotos con una despedida de solteros y en un carrusel.... Os animo a verlas cuando las suba.
Comimos muy bien, y por lo que la gente dice también disfrutó del convite. Se pasa el tiempo rapidísimo. Yo hacía lo que me daba la gana. Las fotos que tengo con mi marido allí ya son de casualidad de fiesta haciendo el tonto. Estuve con todo el mundo y con nadie. ¿Lo disfruté? Sí, pero no te das cuenta de muchas cosas hasta después, cuando te van contando cosas y vas viendo fotos. Eché varias lágrimas con fotos de gente que no pudo estar, dando los regalos a los padres y nos hizo falta algún pañuelo cuando subí a mi abuela para darle un ramo enorme de flores, vaya dos magdalenas éramos.
Me caí en medio del convite de culo, por suerte no hubo mucha gente que me viese aunque me levante en "cero coma", bailé, bebí, me reí, la gente se llevó las fotos de la polaroid en vez de pegarlas en el álbum (no todas, solo la mitad) el árbol de huellas quedó como un Picasso lleno de corazones, tachoncillos, dibujos... En fin, puedo decir que cuánto menos mi boda fue peculiar, que me pasó de todo para contarlo, que salieron mal muchas cosas y me reí de todas ellas y que el sol no salió en todo el día un 8 de agosto y qué calor pasamos…
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