La boda de Ángel y Eli en Jaén, Jaén

Después de la ceremonia fuimos a hacernos las fotos. Me encantó compartir con mi ya marido un poco de intimidad, ya que sólo vinieron los fotógrafos con nosotros.

Cuando llegamos a la copa de espera, se oía nuestra canción y allí estaba todo el mundo esperándonos. Fue también genial y ya a partir de ahí me relajé un poco. Estuvimos charlando con la gente y al rato entramos al salón.

Mientras que los invitados se sentaban nosotros estuvimos fuera esperando y compartimos un momento relajado con nuestros padres lo cual también nos gustó (ya que yo me fui de la ceremonia sin darle un beso a mi madre, la pobre). Unos minutos después el maître del restaurante nos avisó para pasar al salón. Entramos con nuestra música y fue tremendamente emocionante.

Cuando ya sentados creí que me podía relajar un poquito y no llorar más llega mi cuñada, me da un micro y me dice que tengo que ir a mitad del salón. ¡Yo me quería morir! Empezaron a salir mis hermanas y cuñadas, las cinco con una rosa roja y una tarjeta con mensaje de mi ya marido. No podéis imaginar que sensación... ¡Todavía lloro al recordarlo! Por último salió mi marido con una rosa blanca y me leyó un mensaje llorando. ¡Éramos los dos un mar de lágrimas!, pero no nos importó.

El banquete fue genial, todo estaba buenísimo. Nos decoraron la mesa con todo detalle y todo fue perfecto de verdad. ¡No creí que fuera a salir todo tan bien!

Antes de la tarta nos sacaron del salón para vendarnos los ojos. Si os digo la verdad tenía miedo de lo que nos pudieran hacer. Mi cuñada nos había preparado un vídeo precioso sobre nosotros. A la gente le gustó mucho porque también había fotos de la familia en la comunión de mi novio. Imaginaros verse con esos peinados de antes y la ropa, ¡fue muy divertido! Gracias a Dios que no lo hizo en plan sentimental porque sino hubiera sido otra panza de llorar.

Por último dimos los regalos y cortamos la tarta ya más ralajados. Cuando se salió todo el mundo para la barra libre nos quedamos un poco descansando y dando las gracias al equipo del restaurante por lo bien que había salido todo. A continuación nos anunciaron y fuimos a bailar nuestra canción. Me encantó la sensación porque solo estaba concentrada en él y parecía que estábamos solos. ¡Fue muy bonito!

Ya en la barra libre nos lo pasamos pipa bailando con todo el mundo y riéndonos.

Y después de todo nos fuimos por fin al hotel a descansar como marido y mujer.