La boda de Andrés y Raquel en Santander, Cantabria
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A&R
06 Jul, 2019El día de nuestra boda
El día de mi boda fue perfecto, aunque no empezó con muy buen pie, ya que me tuve que levantar a las 6:30 de la mañana para ir a la peluquería debido a que no pudieron darme cita más tarde... Tenía miedo a luego estar muy cansada por el madrugón, pero creedme, ese día no sientes ni cansancio ni sueño ni nada de nada. Debido al madrugón para la peluquería, me sobró mucho tiempo hasta que tuve que empezar a vestirme, pero me vino muy bien para preparar todo con mucho más relax y tranquilidad. ¡Aunque no veía la hora de comenzar a vestirme!
Por fin a las 12:15, más o menos, comencé a vestirme poco a poco: la ropa interior, las medias, el cancán, el vestido, la liga... No podía dejar de mirarme en el espejo. A las 13:00 bajamos a montarnos en el vehículo que iba a llevarme a la ceremonia: una Volkswagen t2 muy hippie. El lugar de la ceremonia fue el Palacio de la Magdalena, el lugar más bonito para casarte (por lo civil) en Santander. Por un pequeño "error" de coordinación con protocolo, aparecí antes de lo esperado (ya que había otra boda antes e iba con retraso) y tuvimos que improvisar una llegada diferente, con mi novio (ya marido) recibiéndome en la entrada del palacio con todos nuestros invitados delante y abriéndome la puerta de la furgo.
Seguir leyendo »Aunque no era lo que habíamos planeado, a lo tonto nos quedó muy bonito. La ceremonia fue cortita pero muy especial y divertida. Una amiga soprano cantó nuestra entrada (Your Song, de Moulin Rouge, mi canción preferida), el intercambio de arras y alianzas (Hallelujah), y las firmas (La vida es Bella). Mi prima nos trajo las alianzas y la hija pequeña de unos amigos, de año y medio, las arras (¡lo hizo fenomenal!). Nuestras hermanas leyeron unas palabras muy emotivas y nuestros votos fueron personalizados, prometiéndonos cosas muy nuestras de nuestro día a día.
A la salida de la ceremonia habíamos preparado unas bufandas con nuestros nombres (somos muy futboleros y además "rivales", él es del Barça y yo del Madrid) y mi tío hizo sonar el bombo. Fue genial y muy divertido. Tras el reportaje de boda, que hicimos en el mismo recinto del Palacio de la Magdalena, fuimos al restaurante, La Casona del Judío. Aparecimos bajando las escaleras de la casona con la BSO de Juego de Tronos que tocó un saxofonista en directo. Brindamos y yo aproveché ese momento para lanzar el ramo, que cogió una compañera de trabajo. El cóctel gustó a todo el mundo, amenizado con el saxo y, además, tuvimos la furgo a modo de photocall para los invitados.
Después pasamos al banquete. Para antes de comenzar, habíamos preparado el típico vídeo en el que simulamos entrar a la boda, pero algo sucede y nos enteramos de que no hay comida, entonces tenemos que idear un plan B. Creo que esto fue de lo que más gustó a los invitados, porque a día de hoy nos lo siguen recordando y nos piden por favor que les pasemos el vídeo. Una vez finalizado el vídeo ya hicimos nuestra entrada, con la BSO de la serie de la Casa de Papel, Bella Ciao, y llevando puestas las caretas (esto era debido a que en el vídeo simulábamos atracar un banco y utilizábamos esos disfraces). Al igual que el cóctel, la comida también estuvo genial.
Además, hicimos un par de juegos para amenizar el banquete: el invitado espía que habíamos repartido por las mesas, y el juego de los zapatos (las mesas nos hacían preguntas sobre nosotros y teníamos que levantar el zapato de quien correspondiera). Dimos algunos regalos especiales a ciertas personas: a mi padre, a mis suegros, a mis tíos, a nuestras tres abuelas y unas parejas de amigos que serán los próximos en casarse. Destacar que uno de los regalos era un cuadro que nuestro amigo rompió nada más dárselo porque lo levantó emocionado y lo estampó contra el techo, ¡fue una gran anécdota! Para abrir la barra libre hicimos nuestro primer baile, un remix de La Bella y la Bestia y el "numerito" de Ross y Mónica de la serie de Friends. Nos quedó muy bien, aunque yo sufrí por mi vestido, ya que en los ensayos no era lo mismo.
Además, nuestros amigos nos habían preparado unos artefactos de pirotecnia que prendieron durante nuestro baile y un vídeo precioso con fotos de todos nuestros familiares y amigos que proyectaron al finalizar el baile. ¡Nos encantó! Y terminamos este gran día con una fiesta que duró hasta las 2:30 de la mañana, con la barra libre, fotomatón, karaokes improvisados, bailes, etc. Durante la barra libre también hicimos el juego del Rasca y Gana, cuyos premios eran momentos especiales con nosotros: un selfie con los novios, un baile, un chupito, etc. Los invitados se lo pasaron muy, muy bien y fue una manera de intentar compartir un ratito con todo el mundo.
Y esta ha sido la crónica de nuestra boda... Una boda que, sin duda, yo definiría con la palabra divertida y, sobre todo, muy, muy nuestra. Fue el mejor día de nuestras vidas. PD: me lo pasé tan, tan, tan bien que durante nuestra boda... ¡solo fui al baño una vez!
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