La boda de Andrea y Sergio en Nijar, Almería
De noche Verano Dorado 3 profesionales
A&S
01 Ago, 2015El día de nuestra boda
No tengo palabras para describir ese gran día, pero seguro que puedo acercarme al máximo para transmitir como me siento.
Como nuestra boda no ha sido la tradicional, ya que contábamos con el bautizo de nuestra primera hija, que lo hicimos al mismo tiempo, y yo estaba embarazada de 4 meses. Decidimos que la noche de antes papá y mamá dormiríamos juntos en nuestra casa familiar. La pequeña durmió en casa de los abuelos, ya que esa noche era nuestra última noche de solteros y como tal teníamos que disfrutarla.
Al despertarnos, decidimos que nada de desayunar en casa. El día sería de fiesta al completo. Así que desayunamos en el bar de abajo, nos subimos y comenzaron los preparativos de la novia: depilación, cremas faciales, corporales. En fin, un ritual de relajación que me preparaba para el gran momento. Eso sí, acompañado de la música que nos uniría a lo largo del día.
La peluquería tenía que realizarse pronto para que cuando el fotógrafo llegase estuviese todo listo, así que a las 14:00 ya estábamos puestas al lio. Ponerse guapa por momentos, sentirme con esa felicidad, y ver que los nervios esos de los que todo el mundo habla no estaban en mí, me hizo sentir grande, importante, y radiante. Añadir, por supuesto, que el hecho de estar embarazada ya nos hace brillar con una luz distinta y eso ayudó muchísimo.
Seguir leyendo »Desde casa de mi cuñada, con mi moño en su sitio, mi dama y yo nos fuimos a Nijar, donde mi hija, mis padres y mi hermano me esperaban con los nervios típicos de la familia directa, organizándolo todo, para que nada quedase al aire.
Mi maquilladora, que también me esperaba preparada para que mi maquillaje fuese perfecto, comenzó su labor tranquila, impaciente y feliz, pues no solo era mi maquilladora, sino que también es amiga y eso ayudó mucho a que la relajación fluyera entre nosotras. Y la llegada de los fotógrafos, arreglar a mi pequeña que vestiría muy similar al resto de mis niñas de arras ( 6 en total), pero con un vestido especial, pues su bautizo así lo requería. Las fotos comenzaron con mucha felicidad pero con algo de nervios, es raro sentirse tan observada pero como mujer, reconozco que muy bonito ser tan especial ese día.
Las fotos con mis arras, mi familia y mi niña fueron maravillosas.
Por fin, el gran momento, las 17:45 y el novio ya estaba en la iglesia, esperándome con los invitados. Mi chofer y hermano, mi padrino y, por supuesto, mi padre y yo preparados para subir a ese coche tan bonito y floreado que me llevaba hasta la puerta de la iglesia.
Ahora sí. El momento que más feliz te hace. El momento en que el nudo del estómago crece sin apenas darte ni cuenta y hace que las lágrimas se te escapen de los ojos, pero eso sí, siempre de una felicidad inmensa que acaba de unir a tu futuro marido, a tu familia y a la que será tu familia para el resto de tus días, con todos los ojos puestos en ese gran momento, tu entrada. Por supuesto que en ese momento personas tan especiales para ti y que aunque no estén ahí con un modelito intacto, sabes que están desde arriba observando ese gran momento. Esas personas, en especial, que tanta falta nos hacen día a día y a la que tantísimo necesitamos a nuestro lado. Por supuesto que hablo de ti, yaya. Esa mujer tan fuerte y valiente que formaba parte de nuestros momentos más divertidos y que tanto escuchaba, sin apenas pestañear para no interrumpirnos, esa que movía la luna, las nubes o lo que hiciese falta para que la luz siempre brillase en nosotros.
Fue bajar del coche, arreglarme el velo y lista para que la música sonase. Al entrar vi a otras de las personas que más ha alegrado mis días. Esa que aguanta carros y carretas por nosotros y que pese a su edad nos deja clara desventaja con su fuerza bruta y sus ganas de luchar a cada instante: la tía Isabel. No consigo averiguar que hizo a mi bisabuelo parir a dos mujeres tan fuertes, tan valientes, tan perfectas, incluso yo que no suelo sorprenderme con facilidad, alucino con ello.
Por fin en el altar, con cada uno de los poros de mi piel repletos de felicidad. Da igual cuantos años te unan como pareja, ese día es sin duda especial, precioso y marca un antes y un después.
Poner los anillos, intercambiar arras, el bautizo de mi princesa, y las firmas, con los testigos y con los padrinos.
El momento bomba, ese momento en el que te preparas con gusto para que te ataquen con arroz y pétalos por todos lados, un momento muy bonito acompañado con besos a todos los familiares que te felicitan y a por las fotos.
La elección de donde se realizarían las fotos no nos fue nada difícil. Cualquiera de los paisajes almerienses sería perfecto, pero una pequeña parte de nosotros nos mandó a ese sitio tan precioso y maravilloso en el que pasamos grandes días, tanto desde que somos pareja como antes de conocerlo y por separado. Carboneras. Sus playas, sus lugares escondidos, cada esquina de ese lugar es maravilloso y nos encantaba, así que las fotos por supuesto tenían que ser ahí. Mientras tanto, los invitados se unían en el cóctel de bienvenida que nos dejaba el tiempo perfecto para llegar a ese gran restaurante y que tan importante es en la vida de mi marido. Esa pequeña casa de familia para mi marido, ese restaurante tan especial que tanto malo y bueno nos ha hecho pasar a lo largo de nuestro noviazgo, y que por supuesto me dio la gran excusa para conocer a mi esposo en su momento. Ese restaurante que tan rica hace la comida, que tan bien se portó en nuestro gran día: Terraza Carmona. Un lugar que por supuesto nos hacía sentir en familia, con un padre y una madre, unos hermanos. En fin, una familia completa que acoge con cariño a cada uno de sus trabajadores, invitados, clientes y demás personas. Gracias a vosotros también, familia Carmona, por hacer que ese día sea totalmente perfecto, por hacer que vuestra presencia en la boda sea realmente importante, por haber cuidado de mi marido desde que era un crio sin cabeza, y haberlo visto madurar aportándole tanto. Gracias a todos, de todo corazón, porque seis una verdadera familia para mi marido, y yo no puedo consideraros menos.
No me voy a olvidar de esos camareros tan maravillosos, esos amigos de mi marido, el personal al completo, que por supuesto formaron parte de ese gran día, y que su presencia en la boda, cuando acabaron de trabajar, nos aportó tanto. Gracias por aguantar a mi marido como compañero (que no es fácil), y gracias por formar parte de ese gran día con vuestro trabajo y esfuerzo. Fue muy bonito teneros también.
Y aunque Sergio ya no forma parte de esa plantilla, estoy segura de que incluso ese gran día, en el que él era el protagonista, habría estado ahí ayudando, con su bandeja, de los barriles a la boda y pasando por el comedor o la barra en un momento dado. Feliz, porque esa es una de sus casas y como tal la quiere y cuida.
No voy a despedir esta historia sin dar las gracias a la familia, a todos vosotros, a mis padres, de los que no solo tengo ninguna queja, sino todo lo contrario. Agradeceros todo porque sois, sin duda, los mejores. No hay ni un solo segundo que no dé las gracias a dios por ser vuestra hija. A mi hermano, esa persona que tanto me ha ayudado a madurar, y que tan segura me hace estar de la importancia de tener a alguien así en tu vida. A mis primos y primas, que tantas vueltas han tenido que dar para que esta boda salga tan bonita y para preparar esa despedida que fue, sin duda, perfecta. A mis tíos, que son sin duda un gran apoyo y puro cariño para mi hija, gracias simplemente. A mi abuela, que aunque no pudo venir, forma parte de nuestro día a día y ya es más que suficiente. A mi abuelo, a quien tantísimo quiero, un claro ejemplo de cómo vivir con una salud perfecta. Gracias, A mi familia política, que son muy especiales; mi cuñada, que es un gran apoyo a diario y con quien ya me siento como una hermana. Gracias por ayudarme con todos los preparativos de la Boda, sin ti no habría sido igual.
Finalmente, a mis amigos. A los que pudisteis venir y a los que no, a los que aguantaseis ese día con tanto cariño haciéndome tan dichosa. Seguiremos teniendo días de celebraciones que nos unirán.
A los amigos de mi marido, tantos y tan variados. Gracias por estar allí, por formar parte de tanto, por ser como sois de especiales. En especial, a Isa y Fran, amigos con tanto que aportar, a David y Rosa con quien el windsurf se disfruta mucho más, a Antonio (sevillano), por ese video tan chulo que ninguno nos esperábamos. En fin, a todos gracias.
Me encantaría dedicar un espacio para cada persona de esa boda, pues realmente me sentí mejor que nunca, aunque me faltó gente. Nadie me sobraba, todos hicisteis inmejorable ese día. Gracias. Mil gracias de todo corazón.
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