La boda de Álvaro y Paloma en Granada, Granada
Vintage Verano Azul 9 profesionales
Á&P
07 Jul, 2018El día de nuestra boda
¡Buenas gente! Después de más de un mes y medio desde mi boda, por fin consigo tener un momento de tranquilidad para compartir con todos vosotros un trocito en forma de palabras, del mejor día de mi vida (aviso, se avecina tochaco). La verdad no sé por dónde empezar... Bueno sí. Dando las gracias a esta comunidad. Por tantas ideas, tantos ánimos, tanta ayuda y tanto todo. Mil gracias por todos vuestros consejos durante el año que estuve organizando mi boda, gracias por compartir tantas y tantas cosas. Y el día de mi boda... Buf, fue sencillamente un sueño. Un buen sueño quiero decir, un sueño maravilloso.
Los días previos a la boda... Estuve muy agobiada ultimando detalles, preparando las últimas cosas que nos quedaban, cerrándolo todo, yendo al restaurante a llevar todo lo que teníamos, pruebas de vestido, maquillaje, uñas, tratamientos para la cara... Mil cosas en cuestión de solo 4 días. ¿Pero sabéis qué? Creo que eso hizo que estuviera tan tranquila el día de mi boda. Tuve tantos nervios con los preparativos, que estos consiguieron que el día B me levantara a las 8 de la mañana con cero nervios, y durmiendo toda la noche del tirón. Desayuné tranquilamente... Como si fuera un día cualquiera. A las 10 me trajeron mi ramo... Fue amor a primera vista. Qué manos tiene Tere (para las de Granada, Armiflor). Y a las 11 me dirigí a la peluquería.
Seguir leyendo »Me hicieron un moño espectacular, mil veces mejor que en las pruebas. A la 1 y media estaba en mi casa con mi familia y almorzando tranquilamente. Tranquilamente yo, los demás estaban que se subían por las paredes. Me puse fina en el almuerzo, y yo que creía que no iba a comer. A las 2 y media llegó la maquilladora, para pintar a mi prima y a mi madre, y a las 4 y media se puso conmigo. Simplemente espectacular... Me encantó mi maquilladora. Me vi preciosa, y me aguantó toda la noche sin necesidad de retoque. Mientras tanto a mi casa empezó a llegar gente (por supuesto todos de los nervios). Y se extrañaban de verme tan tranquila, pero es que yo simplemente estaba feliz.
A las 6 menos cuarto llegó el fotógrafo, y ahí empecé mi sesión de fotos con mi bata, mis chanclas blancas, peinada y maquillada. La verdad que me lo pasé genial. Al rato mi prima y dama de honor (llevaba 7 damas) y mi madre, me ayudaron a ponerme el vestido. Y justo en ese momento llegaron a mi casa todos nuestros amigos, que venían solo a verme y a darme un beso antes de ir a la iglesia. Había como 500 personas en la habitación de mis padres, que es donde me hacía las fotos. Se fue el fotógrafo y yo ya estaba lista y preparada, únicamente con mis padres ya en casa, cuando a las 7 me llamó la empresa de coches de alquiler, que ya estaban abajo. Pensé que me iba a dar vergüenza el ir por todo el centro de Granada, en un coche de época descapotable, pero me encantó. A mi ese día, todo me venía bien y todo me parecía maravilloso.
Cuando llegué a la puerta de la iglesia me dio un leve pellizco de nervios, pero de emoción. Fue una mezcla de sentimientos brutal. Pero en absoluto eran nervios, fatiga, ni nada por el estilo. Todas mis damas de honor estaban fuera en la placeta, gritándome a coro "¡guapa!", "¡viva la novia!", gritos que según mi ya marido, que estaba dentro, retumbaron dentro de la iglesia. El resto de invitados ya estaban todos dentro, así que solo las vi a ellas. Me colocaron el velo, y entraron detrás de mí. Yo con mi padre, y delante mía mis pajes de 3 y 4 años. Para comérselos. No puedo definir ese momento de entrar a la iglesia... Solo sé que fue el mejor momento del día. Y fijaros que el día de una boda es intenso... Pero ese en concreto... Puf. Ese pasillo infinito con la alfombra roja, todos tus amigos y familiares, las personas que más nos quieren, a un lado y a otro, mirándome, y al fondo... Él. Y de fondo sonaba la marcha nupcial de manos de las chicas del mejor cuarteto de cuerda de Granada (para mí, porque fueron maravillosas, gracias Cuarteto Pirazzi). Fue lo más emocionante que había vivido nunca. No puedo decir nada más.
La ceremonia fue amena y no muy larga, y nuestros amigos que leían estaban más nerviosos que nosotros. Después de las firmas y las fotos pertinentes, nos enterraron en arroz a la salida y nos plagaron de besos y abrazos. Nos tuvimos que ir deprisa porque teníamos que irnos a hacernos fotos en el Paseo de los Tristes de nuestra querida Granada antes de que se fuera la buena luz. Los tacones (sin medias por el calor y por mi comodidad) me hicieron rozaduras de tanto andar arriba y abajo para las fotos, pero me dio igual, ya me pondría tiritas o me cambiaría de zapatos (me compré unas cuñas preciosas).
Llegamos al restaurante a las 10 y media de la noche, la cena empezaba a las 11. Todos los invitados estaban supercontentos, así que si no estaba lo suficientemente feliz a esas alturas de día... Ya ahí estaba que no cabía en mí de gozo (gracias también al restaurante Boabdil, fue todo perfecto). Quñé rápido estaba pasando todo... La entrada al salón fue otro momentazo, sonando Marry you de Bruno Mars, la canción con la que Álvaro me pidió la mano hace ya más de un año. La cena fue estupenda, estaba todo buenísimo, el maitre superprofesional, atento a todo y más. Y los invitados estaban disfrutando, se les veía superfelices. Después de partir la tarta y nuestros problemas de logística para poner un trozo en un plato repartimos los regalos por todas las mesas, mientras ellos se tomaban el postre y un café, de esa forma no se aburrieron con el típico momento del reparto de detallitos. Tardamos un poquito más, porque tenemos unos amigos muy cachondos, que nos dieron su regalo en forma de monedas de 10, 20 y 50 céntimos en tarros de azúcar, gelatina, lentejas, etc. Lo peor no fue contarlo todo después de la boda, lo peor fue subir los tarros que pesaban una tonelada cada uno al tercero sin ascensor en el que vivimos.
Después vino el baile... Qué bien salió para lo que yo esperaba. Os cuento porque. Mi vestido tenía la falda de seda, y eran muchas, muchas capas... Así que era imposible agarrar la cola para el baile. Literalmente me dijeron en la tienda que tenía que aprender a manejar la cola de mi vestido. Y es verdad, no se podía coger, cuando lo intentaba, las capas se resbalaban. Así que días antes, en casa, me ate una sábana a la cintura y sin explicarle a mi novio nada más... Ensayamos una y otra vez el baile. Y como os decía... Salió genial. Fue superemocionante. Bailamos "Perfect", de Ed Sheran. La cortamos después del estribillo, porque no queríamos alargarlo más. Pero fue muy bonito. Y cuando sonó el estribillo nuestros amigos tiraron cientos de pétalos. Quedó precioso.
Y a partir de ahí... ¡La fiesta! Qué decir de la fiesta... Empezó a las 2 y acabamos a las 7 de la mañana. Llevábamos dos horas de barra libre incluida, y contratamos 3 más, porque estábamos disfrutando muchísimo, tanto nosotros como todos y cada uno de los invitados. Eran 147 invitados, y a las 4 de la mañana aún había 100, así que la fiesta era necesario prolongarla todo lo que hiciera falta. Bailamos, saltamos, reímos, nos hicimos mil fotos, con y sin fotomatón (triunfó el fotomatón, fue todo un éxito, gracias al Carrete Vintage).
Uno de los momentos más divertidos fue el lanzamiento de los ramos. Y digo los ramos, porque tanto mi novio como yo lanzamos uno. Él a los chicos, y yo a las chicas. Eran ramos de chucherías que hicimos nosotros mismos, y fue supergracioso, sobre todo porque los que cogieron el ramo, el chico y la chica son pareja, juro que no estaba preparado. Bailé y disfruté, abracé, besé y dije cuanto quería a todos. No pensé en nada más. A las 7 y media nos subimos a la habitación que nos regaló el restaurante, reventados, pero felices, muy felices. Aunque un poco agobiados, porque mi ya marido tardo 2 horas en quitarme los mil botones de mi vestido.
Mi consejo, a todas las futuras novias... Aunque suene a tópico, disfrutad, muchísimo... Que se pasa volando. Literal, el día vuela, cuando te quieres dar cuenta todo ha pasado y te encuentras cogiendo el avión para tu luna de miel. Disfrutad de los vuestros, decidles cuánto les queréis, exprimid cada momento de vuestro día, hasta el momento de ir al baño a hacer pipi con tus damas en esa posición imposible con el vestido de novia. Quedaros con cada instante, y recordadlo siempre. Olvidaos de los inconvenientes, pasad de eso. Si hay fallos, ya se solucionaran de alguna manera. De hecho, a mí a las 10 de la mañana me llamaron de la tienda de vestidos de novia, diciendo que a mi vestido le faltaban botones por coser... Y yo no me había dado cuenta, pero bueno, la modista apareció en mi casa al rato, así que no cundió el pánico. Lo que os quiero decir que todo tiene solución. Que ese es vuestro día, que nada ni nadie os lo enturbie, porque es el mejor día de vuestra vida en el que los protagonistas sois los dos novios. Y ahora... Os dejo algunas fotos de mi gran día para compartir con vosotros un trocito de toda la felicidad que me inundó. Aún no tengo las fotos del fotógrafo, así que son las fotos que nos hicieron los invitados. Qué envidia me dais las que aún no os habéis casado... Qué día tan bonito y cuánta emoción se vive. ¡Enhorabuena a todo campeón y campeona que se haya leído este peñazo de crónica que he hecho! Y mil gracias a esta comunidad, que es muy grande.
Servicios y Profesionales de la Boda de Álvaro y Paloma









Otras bodas en Granada
Ver todas

Hotel Salobreña Suites

Hotel Camino de Granada

Jardines de Siddharta
Inspírate con estas bodas
Deja tu comentario