La boda de Alexandre y Nazaret en Estepona, Málaga

Mi peque se quedó dormida enseguida y a mí me dio la inspiración y volví a reescribir mis votos. Nos despertamos temprano sobre las 9h y bajamos a desayunar. Después fuimos a pasear por la piscina y el parque, hacia un día espléndido de verano total, temíamos que lloviera, pero no, menos mal. Después subimos a la habitación y empecé a preparar las cosas que iba a ponerme. Es decir: ropa interior, tocado, joyas, el camafeo de mi abuela, etc. Después me preparé un baño y me relajé mientras la nena veía los dibujos. Almorzamos y ya empezaron a llegar la peluquera y la maquilladora, al rato la fotógrafa… Me lo pasé en grande mientras me preparaban a mí y a la nena, bromeando y tomando café, todo muy relajado hasta que llegó la hora en la que tenía que vestirme.

Para esa tarea le pedí a mi madre, hija y hermana que estuvieran una hora antes de la ceremonia, pero se retrasaron 45 minutos (cosa muy normal en mi familia). Cuando llegaron, empezó el espectáculo, nervios, estrés, olvidos, roturas de última hora… vamos lo que yo esperaba. Llegó mi padre que era el que me llevaba al altar y se le olvidó traer a mis pajes que iban junto a mi hija. Total, entre una cosa y otra llegué tarde una hora a la ceremonia.

Bajé la escalera del hall del hotel camino a la piscina para bajar a la playa que era donde me casaba. Justo antes de bajar las escaleras que me llevaban al altar, vi a mi marido allí de pie, tan guapo, tan expectante, que no me pude contener y ya ahí empecé a llorar. No puedo describir tantas emociones juntas que sentí nada más pisar la alfombra, todos de pie vitoreando "guapa", todos los invitados tan guapos, tan emocionados, la música a manos de la violinista Adriana de 'Un violín en tu boda’ que se adaptó completamente a lo que le pedimos en cada momento creó la burbuja en la que nos encontrábamos todos en ese momento. No pudo ser la ceremonia más emotiva, divertida y dinámica. Allí lloró todo, absolutamente todo el mundo. Un sueño, qué digo, un sueño superado con creces.

Después de la ceremonia y la respectiva sesión de fotos, subimos al cóctel. Nuestra boda fue tipo cóctel y no pudimos estar más contentos con la elección, hubo de todo, pusimos micro para quien quisiera decir algo y vaya si quisieron. Hubo risas, mercadillo y todo amenizado por Adriana que nos tocó la música más actual. Una vez finalizó el cóctel, pasamos a un salón donde hacíamos la barra libre, el baile y el corte de tarta, todo ello muy particular como nosotros. La mesa de postre fue un espectáculo de bonita y el carrito de las chips y frutos secos, todo un lujo. Pusimos fotomatón también que fue una idea genial, los invitados se lo pasaron de lujo, los chicos del fotomatón dijeron que no habían visto nunca una boda tan pequeña que hicieran tantas fotos.

¡Abrimos el baile con un mix muy nuestro también y ya todos a disfrutar a tope! Bailamos, nos reímos, hicimos payasadas, hicimos los que nos apeteció en cada momento. Chicas, disfrutad, vividlo, sentidlo, no dejéis que cosas sin importancia os arruinen el día. Al final, la gente solo quiere disfrutar, no que haya detalles de todo y para todos. Dadle alegría y buenas vibraciones, y así solo podrán recordar lo bien y maravilloso que fue ese día. ¡Un beso para todos!