La boda de Alexander y Mariajo en Puerto De La Cruz, Santa Cruz de Tenerife

Prepararnos juntas en la habitación con mis damas de honor, me recordó a nuestras salidas a la discoteca. Nos maquillamos, peinamos y vestimos entre risas y anécdotas. Mi mejor amiga me maquilló con la ayuda de las demás, y mi peinado fue una obra sencilla, pero perfecta, creada por mi suegra, mi cuñada y mi madre.

Aunque siempre he sido una persona fría, al salir al altar, las lágrimas comenzaron a correr por mi rostro. La ceremonia fue hermosa, llena de lágrimas de alegría y muchas risas. El oficiante hizo un trabajo espectacular, y cuando por fin nos casamos, sentí una felicidad indescriptible.

Después de la ceremonia, disfrutamos del cóctel, aunque entre tantas fotos apenas pude probar la comida. Aun así, me alegró estar rodeada de tantas personas queridas. Al pasar al banquete, hicimos una entrada triunfal con nuestras damas y padrinos, quienes bailaron con energía para darnos la bienvenida. La comida fue increíble, y recibimos muchos elogios por ella. Uno de los momentos más emotivos fue cuando mi padre nos cantó una canción a mi pareja y a mí.

El primer baile fue una mezcla de nervios y alegría. A pesar de haber practicado, los nervios nos hicieron improvisar, bailando una hermosa canción de Alicia Keys. Luego, dimos paso a la fiesta con reggaetón, y todos lo pasamos genial. A pesar de algunos imprevistos, fue uno de los mejores días de mi vida. Compartimos ese momento tan especial con nuestras personas más queridas, creando recuerdos que atesoraremos para siempre.