La boda de Àlex y Marta en Vilanova Del Valles, Barcelona

El único momento donde lo pasé mal es que las joyas, recién compradas y sin estrenar, se me rompieron por momentos. Os explico: en el momento de la colocación el collar se me rompió por dos extremos y tuvieron que ponérmelo con un nudo. Estaba preocupada por perderlo. Y uno de los pendientes, la tuerca estaba muy floja y podía también perderlo. ¡En realidad fue un show! ¡No me lo podía creer! Y no es que hubieran sido baratas ni mucho menos...

Los fotográfos y videógrafo se retrasaron y a partir de aquí todo se fue retrasando un poco. Con lo que mi hora de entrada era a las 14:00h y entré un poco más tarde. Y creedme, el tiempo pasa super lento con tantos nervios.

Momento entrada: yo entré del brazo de mi padre con su coche (que le encanta y quería hacerle partícipe de ello). Esta parte es una de mis favoritas, pues él estaba feliz y seguramente también pasaría nervios, pero no se le notaba para nada. Antes de entrar yo, entraron mis dos damas de honor. La canción de mi entrada fue: Bruno Mars - Just the way you are.

Mi marido estaba esperándome con su traje especial, nada de lo típico, pues él también iba de blanco y estaba muy guapo.

Ceremonia: ¡mi marido no paraba de llorar! Cuando leyeron sus mejores amigos, con todas las palabras, él lloraba como una magdalena. No me lo esperaba... Y cuando leí yo, también echó a llorar. Este momento fue muy emotivo, pues el bastidor que hicimos para llevar los anillos era personalizado y con mucho sentimiento (una de nuestras perritas, Queen. murió hace apenas un añito con dos años que tenía y fue de un día para otro. Lo llegamos a pasar muy mal). Por eso, por su nombre Queen, había muchos guiños de ella en la boda, porque no podíamos olvidarla y queríamos que estuviera presente.

Salida, momento fotos y aperitivo: después de la ceremonia, iba el momento de la salida con arroz y pétalos. Estábamos preocupados por si el arroz teñía, pero no, ¡fue todo un éxito! Y muy divertido, pues elegimos la canción de Volaré de Gipsy Kings.

El momento de las fotos, los dos, estábamos nerviosos, pues todavía falta la entrada al banquete que no habíamos preparado nada, más fotos, y el baile… ¡El baile!

Lo bueno es que nos dejaron un tiempo para estar a solas y comer, nos trajeron una bandeja con un surtido de canapés. Nos reunimos con los invitados y todos nos recibieron dando palmas. No paraban de felicitarnos por lo bueno que estaba todo y lo bonito que era todo. Nos hicimos las típicas fotos con los invitados y luego teníamos preparado un lanzamiento de globos. Fue precioso ver volar todos los globos.

Banquete y regalos: todo lo tenían bajo control: el orden de los platos, alergias de los invitados, etc. No teníamos que preocuparnos por nada. Apenas comimos nosotros, pues seguían los nervios por el baile.

El momento de los regalos fue uno de los más bonitos. Mis padres llorando pues no se esperaban ningún regalo (al ver esto se me erizó la piel de una manera...), el padre de mi pareja también llorando porque le hizo un discurso super bonito. Hicimos lanzamiento de ramo, ¡uno para los chicos y otro para las chicas! ¡Fue muy divertido este momento!

También hicimos el momento de la liga, pero un poco diferente. Cogimos a cuatro chicos que tenían que quitarle unas ligas a mi marido y colocarlas a sus respectivas parejas.

El momento del pastel fue también precioso. Con la figurita de la Bella y la Bestia y la canción de fondo. La tarta la cogimos con algunos pisos falsos y otros verdaderos.

Baile: El momento de más nervios. Me cambié de vestido y zapatos, pues lo necesitaba para bailar la canción de Ed Sheeran ‘Thinking Out Loud’. Hicimos 6 o 7 clases de baile para que nos ayudaran a imitarla. Nunca antes habíamos bailado y mi pareja era un tronco. Así que fue nuestro reto. ¡El baile salió perfecto diría yo y la gente se quedó sUper sorprendida!

Por cierto, en el momento del baile, ¡la pulsera que llevaba voló en un giro! No me lo podía creer, Pero no me paré. Seguimos bailando.

El resto fue genial: los invitados bailando y nosotros aprovechamos para decirle al fotógrafo que nos hiciera alguna foto más con el atardecer.

Los invitados se fueron en autocar y nosotros nos quedamos a recoger todas nuestras cositas y nos regalaron una noche en el hotel que nos habíamos hospedado el día anterior.

¡Todo fue perfecto la verdad! ¡Este día lo recordaremos toda nuestra vida!