La boda de Alejo y Paula en Posada De Llanera, Asturias
En el campo Primavera Beige 7 profesionales
A&P
20 Jun, 2014El día de nuestra boda
No sé muy bien cómo empezar a escribir. Es muy difícil y a la vez emocionante describir un día tan importante para mí, y es que, si ya me emociono recordando las bodas que organizamos en La Cebra a Cuadros imaginaos al hacerlo con la mía propia. Querría decir un millón de cosas, dar las gracias a un montón de gente que estuvo ahí con nosotros, organizando, programando, gestionando. A Alejo, que fue el artífice de todo. A Javi, mi socio, que me acompañó en todo el proceso trabajando juntos como hacemos en cualquier otra boda. A mi familia, a mis amigos. A todos y cada uno de los proveedores en los que confiamos y que hicieron cosas maravillosas.
Elegimos junio porque queríamos sol, pero llovió. Mi pelo, con el que pasamos meses probando las ondas más incombustibles del planeta, duró bonito media hora, pero no me importó. Y no lo hizo porque de mi peinado y de mi maquillaje se encargó mi hermana, la persona con la que probablemente más broncas he tenido en mi vida pero sin la que no sé vivir. Y eso aplica a todas las mujeres de mi familia. Ella lleva, junto a mi otra hermana, la peluquería que mi madre Mary Huerta puso en marcha hace más de cincuenta años y que aún hoy se mantiene en su máximo esplendor.
Seguir leyendo »Quería un resultado muy natural, tanto en el pelo como en el maquillaje, y mi hermana lo bordó. Para los momentos de los preparativos, mi madre me arregló la combinación que ella misma había llevado bajo su traje de novia el día de su boda y fue muy especial para mí lucirla. Además, Carmen y Tuli, mis casi tíos -y digo ‘casi’ porque no son familia pero como si lo fueran- me habían regalado un precioso conjunto de La Costa del Algodón, cuya bata me puse en cuanto llegaron los fotógrafos: JFK Imagen Social de cuyas manos salieron todas las fotos que ilustran el post y para quienes no tenemos más que palabras de agradecimiento y cariño.
Quise vestirme en casa. Y sí, como organizadora de bodas sé que casi siempre es mejor irse a un hotel bonito para que las fotos luzcan preciosas y sobre todo para que los novios y sus familias estén lo más tranquilos y relajados posible. Pero en mi caso, quería estar en casa de mi madre, en la que todo me recuerda a mi vida, a mi infancia, a mi padre. Como las fotos, los libros o la insignia dorada que mi padre le regaló a mi hermana cuando abrieron su primer negocio años ha, y que mi hermana mayor quiso que Alejo luciera en la solapa.
Elegí unas sandalias doradas de Pedro Miralles. Quien me conoce sabe que son mi estilo a más no poder. Siempre uso ese tipo de sandalia y quería algo “made in Spain” y que fuera conmigo. No pude hacer mejor elección. En el caso de las alianzas, lo tuvimos claro desde el principio: queríamos algo diferente. Y por eso nos pusimos en manos de la Joyería Antuña y la verdad que el resultado no nos puede gustar más. Además, hubo sorpresa porque finalmente nos las regalaron mis hermanas, así que ilusión doble. Decidimos colocarlas en unas cajitas antiguas y sobre musgo, dado que la boda se celebraba en el Castillo de San Cucao, un castillo medieval, y buscamos una estética muy de ese rollo. Coloqué en las cajitas también las arras, regalo de mi madre y guardadas desde tiempos inmemoriales para cuando llegara mi gran día, y coloqué en una de ellas el anillo y los pendientes que llevaría, joyas antiguas de la familia y con mucho valor sentimental.
Lo del vestido fue un pálpito. Conocí a Miriam en la feria Detiqueta y sentí un feeling especial -y yo soy muy de eso-. Tenía fichadas prendas que me enamoraban de diseñadores españoles pero quería algo a medida, así que me puse en sus manos y fue un acierto. Al final, y durante el proceso, nos hicimos amigas y le diseñé el logo que ahora luce su marca. Para los apliques contamos con el talentazo de Carmen María Mayz, que plasmó a la perfección la idea que teníamos y para la diadema, elegí el trabajo de Olga, de Wüala Tocados que además es asturiana y una crack.
Miriam vino a ayudarme a vestirme y, ¡menos mal! De los nervios no me ajustaba el cinturón y sobre la marcha me lo dejó “niquelao”. ¡Qué hubiera hecho sin ella! :) Para la decoración floral contamos con Pando Floristas, que además de tener una paciencia infinita conmigo supieron hacer realidad todas las ideas que habíamos diseñado, tanto para el ramo, como para la decoración de la iglesia y de los distintos rincones del castillo. Sobre todo cabe destacar el trabajo en la mesa presidencial, que costó pero al final quedó espectacular.
Para el ramo, me ayudaron con un detalle muy importante y es que yo quería que de alguna forma mi padre pudiera llevarme vestida de blanco al altar. Así que se me ocurrió el encargar una medalla con una de mis fotos preferidas en la que él me sostiene en brazos durante mi bautizo. La medalla la hizo Mamen, de Bag Accesorios a la que de verdad estaré eternamente agradecida, y el equipo de Pando Floristas la colocó cuidadosamente en el ramo, convirtiéndolo para mí en la joya más preciada que llevé ese día.
De las primeras cosas que tuvimos claras es que queríamos que en la boda se notase que ambos somos asturianos a tope. Así que para el inicio de la ceremonia diseñamos y colocamos con la ayuda de Pando Floristas, un bonito y lucido rincón sidrero que, para nuestra sorpresa, estaba atendido por nuestras ya amigas Yolanda, Lucía y Noemí de Casa Trabando y Trabando Sariego Eventos quienes servían sidra a los invitados y a nosotros al salir de la ceremonia ya como marido y mujer. ¡Todo un lujo! Llevaban además unas camisetas conmemorativas de nuestro día en donde se podía leer ‘Buen rollo sidrero en el día de Alejo y Paula’, diseñadas por nuestros también amigos y colaboradores Sergio y Loreto, de Studio Mümble y todo coordinado por mi socio Javi, sin que yo me enterase de nada. :D
Para la entrada, contratamos a Celestino Rozada, cantante de tonada y que nos hizo emocionarnos a todos con una sentida canción cargada de simbolismo para nosotros por ser una de las canciones que siempre cantaba mi padre. También hubo gaitas, gracias a mi prima Yedra, quien toca en la Banda de Gaitas Ciudad de Oviedo y nos regaló una formación de gaita y tambor en la que además ella también participó.
El coche elegido fue Jaguar 420 del año 67 de JJ Deluxe Cars que nos sorprendió por el color tan bonito y sobre todo por el chófer encantador que nos acompañó. Y tras la ceremonia hubo reparto de los ya habituales ‘packs de lanzamiento cebril’, personalizados con el logo e imagen diseñados por nosotros para todos los soportes gráficos de la boda.
El banquete y fiesta posterior tuvo lugar en el Castillo de San Cucao y nuevamente junto con Pando Floristas, diseñamos y pensamos en varios rincones a base de plantas y sencilla decoración floral acorde con la estética medieval del castillo. El seating plan, diseñado también por nosotros -aún recordamos los cuadraditos de los banderines- con pequeños estandartes medievales con los nombres de todos los invitados y un larguero de musgo en la mesa presidencial que costó porque parecía complicado pero que gracias a Dani y los chicos de Pando quedó espectacular y tal y como queríamos.
La personalización de las minutas así como de los packs de regalo y su elaboración y montaje también fue tarea titánica. El día antes, Alejo, mi sobrina, mi socio y yo echamos unas seis horas en preparar los 150 packs del día despues. :) En su interior: una taza personalizada con el logo de la boda elaborada en Mylideas, una rica cookie con chips de chocolate estilo americano de The Cuckie Fam, un mini bote de miel Casa Martín (Degaña) y una servilleta y cucharita de madera completando un ‘señor pack de desayuno’ en condiciones para la post-boda.
La cena y el servicio fueron espectaculares -Isabel, la maître, una profesional como la copa de un pino que nos encandiló con su trato y dedicación- y tras la entrega de los detalles abrimos el baile al ritmo de I’ll be seeing you, y después de eso, fiestón al canto.
Contratamos a Eventos Premium para el servicio de Dj y la barra de cócteles. Sergio, David e Isaac: gracias por vuestra profesionalidad y buen rollo, ¡insuperables!
Y después, nos echamos unas risas importantes con el photocall que preparamos junto a los chicos de JFK Imagen Social, ¡fue genial! y los niños se lo pasaron de escándalo con el servicio de canguro y animación de Hascot Kids.
La verdad, me volvería a casar mañana mismo, ¡y lo volvería a hacer todo igual!
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