La boda de Alejandro y Yesica en Granada, Granada
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A&Y
09 Nov, 2019El día de nuestra boda
El día de la boda me levanté muy temprano. A las 6 estaba sonando el despertador. Me di una ducha, preparé el desayuno y desperté a mi madre. A las 7 nos estaban esperando en la peluquería. Nos pusieron guapas y a las 9 aproximadamente estábamos saliendo a la floristería a recoger el ramo y los prendidos. Pasamos por casa de mi chico a dejarle su prendido y me dijeron que el fotógrafo estaba terminando allí, así que fuimos rápidamente para casa. Nos preparamos otro desayuno (sin nuestros dos cafés mañaneros no somos nadie) y empezamos a preparar las cosas para que estuviera todo bajo control cuando llegara el fotógrafo. En realidad, era fácil porque era bajar el vestido y complementos al dormitorio de mis padres que es donde nos echamos las fotos y poco más.
Llegó el fotógrafo, mi hermano y mi cuñada, avisé a una amiga que se quedaba en mi casa para que subiera a echarse fotos también y una de mis mejores amigas. ¡Ya estábamos listos para la sesión! Con todos los que estábamos sabía que más de unas risas nos íbamos a echar y así fue. El momento de vestirme fue bastante divertido. A las 11 llegó mi coche, me recogió un primo en un BMW antiguo, ya que la temática de la boda eran los 90, el coche no podía ser menos. Y salimos todos para la ermita. Hasta entonces yo había estado muy tranquila, pero a mitad de camino fue cuando me empecé a poner supernerviosa.
Seguir leyendo »Cuando llegamos vi a mi chico al fondo, hablando con los invitados y él, en cuanto vio el coche, empezó a meter a todo el mundo en la ermita. Para mis niños había preparado unos corazones grandes, con un cartel para que los llevaran del cuello y me acompañaran al altar. Al final al pequeño se lo tuvieron que llevar y no lo vi hasta el final de la ceremonia. El mayor sí se puso su cartelito y fue hasta el altar delante mío, de la mano de mi madre y yo detrás con mi padre. El resultado de los carteles no fue tan gracioso como yo lo planeé, pero es lo que tiene hacer planes con niños tan pequeños.
Cuando entré, me di cuenta que no estaban tocando mi canción de entrada, estaban aún con la de mi chico. Tuvimos muy mala organización en ese aspecto. Aún así, al entrar me emocioné al ver allí a todo el mundo, y por supuesto al ver a mi chico esperándome guapísimo y con una sonrisa de oreja a oreja. La ceremonia fue preciosa, leyeron una amiga y mi madre y nosotros nos leímos nuestros votos personalizados. Como no podía ser de otra manera, mi niño de los anillos volvió a ser nuestro hijo. Después de la ceremonia fotos de rigor con la familia y luego nos echamos unas fotos nosotros solos por los alrededores de la ermita, que son muy bonitos.
Fuimos al hotel y mientras llegaba todo el mundo para empezar el cóctel, nosotros nos seguimos echando fotos. En el cóctel el maître me preguntó quiénes eran los de los menús especiales y en seguida tuvo controlado a todo el mundo. La gente me dio las gracias por el control que tenían de que todo el mundo tuviese sus entrantes a la vez, y sin ningún problema, y de que siempre hubiera un camarero cerca con bebidas. Yo de esto no me di cuenta porque solo tomé un refresco en todo el cóctel. A la hora de pasar al banquete habíamos preparado la entrada con Madre Tierra de Chayanne y se equivocaron y nos pusieron otra, pero lo pudimos solucionar y entramos dándolo todo. ¡Nuestro peque el primero, que menuda marcha tiene!
El banquete transcurrió con normalidad, pero todo genial. Yo no paré de hablar con todo el mundo, porque éramos poquitos y era muy fácil ya que yo como muy rápido de siempre. Así que comía y me iba por ahí a estar con nuestros invitados. Una amiga iba a leer en la ceremonia por sorpresa, pero por fallos de comunicación al final no leyó, así que lo hizo durante el banquete, antes de ponernos un vídeo que también había hecho con fotos de los dos, desde nuestro nacimiento hasta el día de la boda. ¡Con fotos de la firma que fue el día de antes incluidas!
Durante el café repartimos los detalles de los invitados y unos rascas que habíamos hecho. Uno de los premios eran fotos con los novios, y fue el momento en el que todo el mundo aprovechó para hacerse fotos con nosotros. Sobre las 6 de la tarde llegó el momento de bajar a la discoteca. La música, como el resto de la boda, era de los 90s y la gente lo estuvo dando todo todo el tiempo. Yo tenía algo de miedo de que al ser una boda pequeñita no hubiera mucha gente bailando, pero la pista siempre estuvo llena. Además del DJ, contratamos un fotomatón con un croma en el que se podían poner multitud de fondos distintos y tuvo mucho éxito, y el candy bar que lo hicimos nosotros y 2 máquinas arcade, que tuvieron menos éxito del que habíamos pensado.
En definitiva, fue un día superintenso en el que todo salió a pedir de boca. ¡Salvo los pequeños problemas con la música, todo fue perfecto!
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