La boda de Alejandro y Rocio en Badolatosa, Sevilla

El día de nuestra boda

Sufrimos muchos percances de última hora. El día de antes de la boda nos tuvimos que ir a una joyería a comprar los anillos, porque a la joyera se les había olvidado encargarlos (no sé cómo se puede olvidar algo así).

Nos fallaron invitados a las 21:30 horas de la noche del viernes. Los nervios se apoderaron de nosotros cuando llegaron los fotógrafos, porque los anillos (que los habíamos dejado preparados en el cojín), no aparecían.

Me dejé llevar y decidí disfrutar del momento y no preocuparme por nada. La ceremonia la preparó una amiga, yo no sabía nada. Estuvo preciosa, nos emocionó a todos, tanto ella como las palabras que dijeron mi cuñado y mi prima. Pero, sin lugar a dudas, me quedo con el momento en el que mi chico habló (él me dijo que no diría nada porque es muy tímido y le daba pánico hablar delante de tanta gente). Me dijo que no me iba a hacer grandes promesas que no podría cumplir, sino hacerme feliz todos los días.

La cena, la fiesta, todo fue genial, aunque lo repetiría todo porque se me pasó todo muy rápido.