La boda de Alejandro y Dara en Las Palmas De Gran Canaria, Las Palmas
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A&D
06 Jun, 2020El día de nuestra boda
¡Hola! Cómo comenzar... Más que hablar del día, sería hablar de cómo llegamos a ese día, parecía interminable la espera. Tras 6 meses organizando la boda, llegó el Covid-19, y nos declararon el estado de alarma, con casi todo cerrado, a falta de las alianzas y los zapatos. Tenía un vestido de cola que, tal y como estaba la situación, ni siquiera sabíamos si nos podríamos casar porque, como pasó con la vida rutinaria, también ocurrió con esto. Todo paralizado, sin saber qué sería de nosotros.
A un mes de la boda, nos confirman desde el ayuntamiento que podemos seguir adelante, pero con pautas, aún sin saber exactamente cuántas personas podrían asistir a la ceremonia, ya que no se sabía si pasaríamos a fase 2, por lo que me apresuro a intentar comprar un vestido más sencillo vía internet. A dos semanas del día B, aún sin saber cuántas personas podríamos invitar, comienzan a abrir las tiendas, no aún los centros comerciales, y muchos restaurantes siguen sin abrir.
Comenzamos como locos con la búsqueda de los anillos, tan solo habían abiertas tres joyerías en la ciudad, el resto estaban en centros comerciales, o tenían mayor dimensión. A tan solo una semana, ya nos aclaran desde el ayuntamiento que lo más probable sean 10 personas para la ceremonia, por lo que ahí ya nos ponemos manos a la obra con la fiesta. No se permitían más de 50 personas en celebraciones, por lo que la lista de 85 personas que teníamos había que reducirla al máximo. ¿Cómo redujimos? Pues solo invitando a la familia más cercana, nos vimos con 25 personas en lista, así nos facilitaba el poder alquilar algún sitio para el banquete.
Seguir leyendo »Otra odisea, casi ningún sitio hacía celebraciones o estaba cerrado, tal como pasó con el restaurante que teníamos acordado en un principio. Llega la semana de la boda y, como he dicho, en menos de una semana, cerramos por fin un banquete digno. Abren los centros comerciales, por lo que salimos a la búsqueda de los zapatos. Nerviosos porque la boda era el sábado, y aún no habían llegado las alianzas, miramos otras, como simbolismo. Gracias a Dios, llegaron el jueves.
Llega el día de la boda, con tanto estrés, no por la boda en sí, sino por la situación, que olvidamos tantas cosas... A la ceremonia, solo pudieron subir 13 personas, contando con la concejala, la fotógrafa y nosotros, el resto tocó esperar abajo. Después tuvimos el banquete, un tanto curioso, sentados en mesas por núcleos familiares, sin poder acercarnos mucho a las mesas de los demás comensales y, si lo hacíamos, debía ser con mascarilla. La verdad es que tuvimos una boda muy rara, pero también única, si esperaba la boda perfecta, creo que esta me gustó aún más, muy como yo. Siempre hago planes y, al final, por destino, acabo improvisando.
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