La boda de Alejandro y Belén en Benicarló, Castellón
Elegantes Primavera Morado 3 profesionales
A&B
07 Jun, 2014El día de nuestra boda
Fue un día precioso, difícil de describir, pero inolvidable. Después de un año de preparativos, mareos de cabeza y demás al fin llegó nuestro día.
La mañana empezó bien, fuimos a la “pelu” a peinarnos y maquillarnos, por el momento los nervios estaban controlados, y el novio también (que algún whatsapp nos mandamos), cuando llegué a casa ya me esperaba el fotógrafo, así que a empezar a prepararse y sesión de fotos. Mi madre, pobre, no pudo ayudar a vestirme porque estaba todo el rato llorando (bueno, creo que estuvo prácticamente todo el día) así que entre mis tías lo hicieron.
Todo muy emocionante e intenté quedarme con cada momento y disfrutarlo cuanto más pudiera. Hasta que llegó el momento de mi salida de casa, así que con la ayuda de mi padre y con mis damitas nos subimos al coche de caballos dirección hacia la iglesia, ya empezaban aparecer los nervios.
Para no perder la tradición de que la novia llegue un poquito tarde, pues yo no iba a ser menos, pero bueno, solo fueron unos 10 minutos (un rodeo que nos dio el chico que llevaba el coche de caballos, para que llegaran todos los invitados a la iglesia). Cuando llegué, el novio y la madrina entraron hacia dentro de la iglesia para esperarme en el altar, yo sinceramente en esos momentos no veía a nadie, creo que estaba en mi mundo y con mis nervios, a parte del calor que hacía.
Seguir leyendo »Pero bueno, llegó el momento de mi entrada en la iglesia, respiré hondo, le dije a mi padre que no corriera y hacia delante con la vista puesta en los ojos de mi futuro marido para concentrarme en no emocionarme, el pobre mío tenía una cara de nervios que no podía con él, ¡pero estaba muy guapo! Empezó la ceremonia y nos dimos el sí quiero. Fue un momento que no puedo explicar, pero que no olvidaré.
Después de las típicas fotos de familia, a la salida de la iglesia nos esperaba unos cuantos kilos de arroz y tracas, confeti y corazoncitos. Pero lo más emocionante es la sorpresa que mis padres me habían preparado, el coro rociero que había cantado durante la ceremonia, nos esperaba a la salida de la iglesia y nos cantaron dos canciones, que una de ellas la personalizaron con mi nombre y ahí ya no pude aguantar la emoción y empecé a llorar como una madalena. La verdad que fue muy bonito.
Una vez esto, ya volvíamos a tener el coche de caballos esperando para darnos una vueltecilla e ir hacernos las fotos, hasta la hora de ir al restaurante.
A la llegada al restaurante más tracas y cohetes para recibirnos, durante el convite (que no comimos a penas nada, yo perdí totalmente el apetito, solo quería agua, estaba sedienta). Esperamos hasta los postres para empezar con las sorpresas.
La primera fue para los padres, salimos los dos con una ramo de rosas rosas para cada madre y una caja de madera con vino y embutidos para los padres. Ahí la emoción fue total por parte de todos, cada vez que lo recuerdo se me ponen los pelos de punta.
La siguiente fue la abuela de mi marido, en mi casa y por desgracia yo me queda un abuelo, del cual no pudo asistir a la boda. Este también fue un momento muy emotivo.
Luego ya para dejar un poquito de tanta emoción empezamos con la entrega de los novios, entregamos cuatro parejas de novios, 3 para amigos (que no los esperaban ninguno) y la última pareja de novios se la entregamos a mi cuñada, que a pesar de tener pareja y tener dos niñas no están casados y entonces quisimos hacerles la gracia, la verdad que nos reímos mucho.
Volvemos a la emoción, me tocaba entregar mi ramo de novia, y ya sabía que se iba a emocionar por lo que no me equivoqué, se lo entregué a mi ahijada, aunque todavía le quedan unos cuantos añitos para pensar en bodas, pero no había persona mejor que ella.
Luego ya tocó hacer el corte de la tarta y nuestro primer baile como marido y mujer, ahí fue una sensación de como si estuviéramos los dos solos, como si no hubiera nadie mirando. Nuestra canción para el baile fue “Solamente tú” de Pablo Alborán.
Ahora ya, una vez fuera todos los nervios, fiesta. Cuando llegamos a casa nos dijimos: “¡ya está hecho!” No nos lo podíamos creer pero ya éramos marido y mujer.
07/06/2014
Una fecha que no podré olvidar y la más feliz de mi vida.
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