La boda de Alberto y Maria del Carmen en Arroyo De San Servan, Badajoz

Después fui a mi casa a esperar que llegara el momento de comenzar a vestirme, una hora antes estaría ya mi chico vestido y haciéndose las fotos en su casa, ahí si tuve algo de nervios al pensar que ya estaría él vestido como un príncipe. A las 6 de la tarde vino el fotógrafo a mi casa y comenzamos con las fotos. Primero me las eché con la bata de novia y después me vestí con ayuda de mi madre y mi hermana, ya que mis amigas no llegaron a tiempo para ello (creía que las mataba), poco después llegaron ellas y me ayudaron a ponerme las joyas y nos hicimos fotos.

Poco a poco fue llegando toda mi familia y también mis amigas, las cuales iban radiantes, todas vestidas de damas de honor, cada una a su estilo, pero del mismo color, y todo lo hicieron porque era una ilusión mía.

Se me escapa lo mejor, el momento más emocionante que viví en mi casa fue cuando mi padre entró a verme en la habitación y se puso a llorar como una magdalena. Yo logré aguantar el llanto, aunque me emocioné bastante. Mi padre lo es todo para mí, sin quitar el mérito a mi madre, claro está. Cuando consiguió articular palabra me abrazó fuerte y me dijo al oído lo guapísima que estaba.

Terminé la sesión de fotos en mi casa con mis amigas, mis damas, cumplieron mi deseo que tenía desde pequeña y es algo por lo que siempre les estaré agradecida.

Ahora llega el momento de ir camino de la iglesia. Allí me esperaba mi futuro marido en el altar. Mi querido coro, en el cual yo canto, me preparó una misa preciosa, la primera canción ya me hizo saltar las lágrimas con mi entrada. Lo más emocionante y que tampoco olvidaré nunca fue el momento en el que lo vi a él, allí en frente mía, esperándome y mirándome con un brillo en los ojos. Se emocionó al verme y me hizo llorar a mí.

La ceremonia fue perfecta, bonita y emocionante. Cuando todo acabó nos hicimos más fotos con la familia y amigos en la iglesia y, al salir allí, me esperaba mi grupo Corazón Flamenco para cantarnos y hacernos bailar y celebrar que ya éramos marido y mujer, ¡qué bien lo pasamos!

A continuación, nos fuimos al salón donde se celebraba el banquete y comenzamos con el cóctel y después la cena, para terminar con la barra libre. Durante la comida vivimos muchos momentos emocionantes, era el cumple de mi tía y de una amiga, y les dimos una sorpresa. También sorprendimos a una amiga, que es la próxima en casarse, y a la novia de mi primo que se casan también el año que viene. A nuestros padres les hicimos un detalle muy sencillo, pero muy especial, y por último sorprendimos al hermano de mi novio que le queda por casarse.

Nosotros también recibimos sorpresas por parte de nuestros amigos los cuales nos regalaron una caja llena de mensajes que nos hizo mucha ilusión leer al día siguiente, cuando todo había pasado. También una caja de chuches y un fin de semana para disfrutar juntos.

Mi primo, al que quiero como un hermano y con el que tengo una relación muy estrecha e íntima, me hizo un escrito que hizo que leyera con el micrófono mientras él aparecía con un oso gigante de peluche (a mí me encantan los peluches), y lloramos juntos un montón. También nos prepararon un vídeo muy bonito contando la historia de nuestras vidas y de nuestra relación. Todo pasó tan rápido... Cuando nos dimos cuenta empezó la barra libre. Nada más que decir, empezó el cachondeo, la fiesta el baile y el beber. Empezamos con nuestro baile, que fue con la canción de El arte de vivir, de Antonio José. Fue muy romántico, y luego a bailar.

Yo tenía preparada una sorpresa junto con un amigo a mi amiga, su novia. Reuní a todas las amigas solteras e hice como que iba a tirar el ramo, pero no lo tiré, me di la vuelta, la cogí a ella de la mano, la saqué del grupo y apareció mi amigo con su anillo de pedida para pedirle matrimonio, ¡fue tan especial Mi amiga me agarró fuerte la mano y no me soltaba y comenzó a temblar y a llorar como nunca, yo también lloraba. Le entregué mi ramo y nos fundimos en un abrazo que se alargó con todas nuestras amigas alrededor nuestra y todos los amigos alrededor de mí ya marido y nuestro amigo.

La barra libre duró 4 horas y las disfrutamos a más no poder, todo pasa muy rápido y hay que disfrutar de cada momento. Fue el día más feliz de nuestras vidas y nunca lo podremos olvidar. Ayer hicimos nuestra postboda en la playa. Volvimos a vestirnos de novios y volvimos a disfrutar como niños el uno del otro.