La boda de Alberto y Beatriz en Lanzahita, Ávila

Salida de la iglesia con un rayo de luz que nos dejó disfrutar del momento. El caballo del novio haciendo su aparición en su cumpleaños y la ronda tocando. Todos juntos fuimos hasta la ermita del pueblo a bailar una jota, o dos.

Mientras los novios nos tirábamos las fotos de rigor, los invitados disfrutaron de limonada y dulces y luego al restaurante. Buen cóctel y buena cena con "guardaespaldas" (hombres con pinganillos escuchando la final de Champions) en cada mesa. Uno tenía que ganar y fue el equipo de la novia, así que ya sólo quedaba disfrutar y bailar con los invitados.

Las canciones escogidas no pudieron ser mejores; El viaje de Antonio Orozco para la entrada y Life is Beautiful de Noa para el vals.

La cena sólo fue interrumpida por los amigos del novio y de la novia que, siguiendo las tradiciones, desnudaron al novio y le llevaron la ropa en bandeja a la novia, cortaron la liga y fueron de mesa en mesa compitiendo por vender más corbata o más liga.

Regalos, besos y abrazos. Ver a gente que llevábamos tiempo sin ver y saber que lo habían pasado bien. Todo quedó en silencio cuando el último autobús partió y los novios nos quedamos solos con dos grandes sonrisas en nuestras caras. Pasó rápido, o eso nos pareció, pero fue inolvidable.