La boda de Albert y Carolina en Puig-reig, Barcelona
Rústicas Verano Verde 4 profesionales
A&C
11 Sep, 2015El día de nuestra boda
Quizás es un poco extraño pero me gustaría empezar por el final... Al despertar al día siguiente de la boda lo único que pude preguntar a mi marido fue: ¿ha sido un sueño verdad?
Bien, la noche antes de la boda nos dirigíamos hacia la masía con un camión de reparto de agua (sí, sí, no una limusina, o un carro de caballos. ¡Un camión! Y cuál fue mi sorpresa al ver que no se podía ir más cómodo que en el maravilloso camión, en el que llevábamos todas las cosas necesarias para montar la boda de nuestros sueños. Llegábamos a la masía "Casa Periques", el lugar elegido para casarnos, sobre las 21:00 horas y para qué negarlo, nos quedaban muchísimas cosas por preparar... Una vez montamos la mitad de las carpas, dejamos casi todos los detalles preparados y cenamos un poco, ¡cerca de las 2:30 nos íbamos para la habitación! Pero parecía que el momento de dormir todavía no llegaba, ¡porque había un murciélago en la habitación! Pánico máximo, ¡absoluto!, pero estaba tan cansada, que decidí olvidarme del murciélago y dejarle la ventana abierta por si buenamente le apetecía salir a pasear.
Seguir leyendo »Evidentemente me desperté 50 veces y a las 7 mi cuerpo decidió que no podía dormir más. Así que nos levantamos, ¡y seguimos realizando tareas!
Estuvimos montando carpas, montando la zona de la ceremonia, terminando de preparar algunos detalles, poniendo cosas personalizadas en las mesas para cada invitado... Y llegaron las 11:30 horas sin que me diese ni cuenta (la chica que me hacía el peinado y maquillaba hacía más de media hora que me esperaba) y, o subía a arreglarme, ¡o creo que me mataban!
En el momento de quedarme quieta y perder de vista a mi marido, los nervios se empezaron a apoderar de mí de una forma exagerada... Además, desde la ventana podía ver cómo iban llegando los invitados, pero yo no me podía relacionar con ellos/as (cosa que me parece totalmente injusta, en nuestras bodas de plata esto lo vamos a tener que modificar).
Cuando Marta (mi peluquera) terminó de peinarme empecé a pasearme de arriba abajo hecha un manojo de nervios, hasta que subió mi hermana para, junto con mi madre, ayudarme a ponerme el vestido. Lo que me preocupaba en ese momento era no despeinarme mientras me ponía el vestido, así que una vez conseguido el reto de vestirme sin despeinarme, (con cremallera subida y los mil y un botones atados…) me doy cuenta de que no me he puesto ni las medias, ni la liga, ni los zapatos… pero en ningún momento quería sacarme el vestido así que aunque me costó lo mío, me empecé a poner lo que debería haber sido lo primero, ¡en último lugar!
Al cabo de 5 minutos subió mi padre y hermano junto a el padrino (mi mejor amigo) Nada más verle ya me emocioné, porque estaba segura de que en su bolsillo venían las palabras más bonitas que un mejor amigo te pueda dedicar y evidentemente así fue, ni rímel water proof ni nada, ¡con los ojos negros como un panda acabé!
Después de un abrazo enorme y unas fotos con la familia, me avisaron que el momento había llegado. Empezamos a bajar (teníamos que bajar unos 3 pisos) y yo me tenía que guiar por la canción de “Shake it Off” de Taylor Swift, con las que mis amigas hacían un baile i en el minuto 1/1.5 salía yo…así que cual es mi sorpresa cuando veo que empieza a sonar la canción, ¡cuando todavía me faltan 3 pisos por bajar! Creo que no había corrido tanto en mi vida y con el vestido y que tenía que pasar por medio de la cocina para salir al jardín pensaba que me mataba y mi padre corriendo detrás de mí diciéndome que no corriera… En fin, ¡quién me viera era para morirse de la risa!
Y entonces crucé la puerta y vi a Albert esperándome junto al altar, y ya no pude hacer más que sonreír y relajarme. ¡Ya no había nervios dentro de mí!
Seguidamente mi cuñada empezó a oficiar la ceremonia y ella dio entrada al discurso de mi hermana, todo precioso rememorando todos los momentos vividos que evidentemente me hizo emocionar. Después de esto también dio paso al discurso de mi cuñado, haciendo una comparativa con el libro del Petit Príncep, ¡que fue precioso!
No queríamos una ceremonia larga, así que después de los dos parlamentos, procedimos a hacer los votos (versión nuestra de las bodas de juego de tronos), pero Albert se equivocó y a mí ya me entró la risa y ya no pude terminar de ninguna forma.
Desde la ceremonia, hasta el último baile, vimos a la gente reír, emocionarse, bailar, cantar… en resumen, disfrutar del día tan maravilloso que organizamos Albert & yo para ellos…
Y por último quiero rememorar dos momentos, que fueron nuestros regalos de boda, que creo que fueron preciosos.
A Albert le encanta como canto (aun no entiendo por qué, ya que solo me salen gallos… pero bueno), así que unos meses antes de la boda me decidí a componer una canción para él. Gracias a la ayuda de sus amigos (tienen un grupo de música, que de hecho era el primer grupo que tocó en la boda después de comer) y de mi sobrino, el mejor sobrino del mundo mundial (11 años) tocamos todos juntos la canción que le escribí. A todo esto soy la persona más tímida del planeta. Pero bueno, cuando le vi emocionarse, ¡supe que había dado en el clavo!
Y al cabo de un rato, Albert subió al escenario para hacer un discurso sobre su amor por mí, y mi amor por mi pueblo, Molins de Rei… Su discurso fue enternecedor y para terminar de rematarlo, ¡me regalo la pulsera de Molins de Rei! Él sabía que me hacía muchísima ilusión, así que fue perfecto!
La fiesta siguió hasta la madrugada y aquella noche nos acostábamos con una sonrisa de oreja a oreja al ver que todo había salido tal y como lo habíamos planeado y lo que es mejor tal y como lo habíamos soñado…
No puedo ser más feliz con el hombre que tengo a mi lado… ¡Y viviremos felices para siempre!
Servicios y Profesionales de la Boda de Albert y Carolina




Otras bodas en Restaurante Mirador del Montserrat
Ver todas
Otras bodas en Barcelona
Ver todas

Masia Mas Coll

Can Ribas

Mas Vivencs - UAUU weddings & events
Inspírate con estas bodas
Deja tu comentario