La boda de Aday y Sara en Las Palmas De Gran Canaria, Las Palmas

Estuvimos buscando fincas, nuestra idea es que el entorno acompañase a la temática de la boda, algo que no fuese típico y saliese de lo habitual, nos encantaba la finca de Salvago, pero no podía ser, tenemos una gran boda de nuestra prima en pocos meses allí, no queríamos romperle a loa novios el factor sorpresa que van a causar, porque es preciosa, después de mirar varias dimos con la Bodega de Parrado, que amor de sitio, reunía todo lo que queríamos, rústica, no muy vista, y con encanto. He de decir que las dos hermanas que llevan la finca son muy agradables, educadas y cercanas, hacen que uno se sienta como si la finca fuese suya.

Ya elegida la finca le tocaba el turno al Catering... Viendo el estilo en el que iba la boda, el primer nombre que se nos pasó por la cabeza fue el Gaucho Patagónico, un catering de asados, y es que no le veo nada que le pegue más a la navidad que un ¡asado! No teníamos referencias, lo único que no decían era que era un poco caro, me puse a investigar y es que lo poco que veía, ni una referencia mala, todo eran lluvias de críticas buenas, así que decidimos ir hablar con ellos... No nos pudieron caer mejor, menudo encanto de personas, que bien saben llegar a uno, y con muy poquito entendieron perfectamente lo que queríamos, con repecto al precio, primero que hay otros catering conocidos que ofrecen el mismo precio y sólo ofrecen comida "petimini" qué no es por desprestigiar, porque es tan buena una cosa cómo otra, pero para la calidad que vimos, la decoración que nos pusieron y el trato que nos dieron, no lo vi tan caro, lo vi... de calidad.

Llegaban los preparativos y con tan sólo dos meses de organización, sabía que no podría yo sola, decidimos contratar y pedir ayuda a alguien nuevo en esto, pero que ha sido la profesional que ha hecho que mi boda fuese mágica, ella se llama Marina Nerea, y pasó de diseñarme las invitaciones y hacérmelas una a una, a realizar todo el decorado manualmente, con detalles únicos y llenos de mucho cariño, hizo manualmente las bodas de navidad para cada invitado, sus cajitas, el cuadro personalizado dónde nos dejaban sus huellas, la cartelería de la boda, la decoración de las mesas, el poner cada piña en las sillas, en las mesas, cada bastón de caramelo, cada copo de nieve... en definitiva, un amor de niña, sin ella esto no hubiese sido posible.Desde luego si volviese atrás volvería hacerlo todo igual, porqué cómo bien me han dicho en varias ocasiones... ese día, ¡hubo magia!