La boda de Abel y Lorena en Petrer, Alicante

El día de nuestra boda

El día de nuestra boda fue maravilloso. Dos días antes Abel me organizó una serenata y nuestros familiares y amigos cantaron para mí. El día B me levanté temprano para ir a la peluquería, me lavaron el pelo, me marcaron y me marché al mercado a comprar calcetines para el viaje de novios (nunca se tienen suficientes). Como terminé temprano, pasé por una tienda de deportes y compré unas deportivas para mi chico, para que las usara durante el viaje. Después fui con mi padre a comprarse un cinturón (se le había olvidado) y fuimos a ver a mis abuelos, porque mi abuelo estaba bastante malito.

Tras eso fuimos a casa, donde empezaron a maquillarme y vinieron a comer (muy pronto) mis primos. A las 14:30 ya estaba maquillada y casi peinada y a las 15:00 la casa estaba llena de gente. Mis tías, mami y abuela me vistieron, mis amigas me pusieron los complementos. Salimos de casa camino a la iglesia y mi hermano fue mi chófer. Llegué a la puerta de la iglesia (17:00), donde esperamos un poco para que todos los invitados entrasen y él pudiera preparsarse para tocar el piano. Estaba tan nerviosa que olvidé cubrirme la cara con el velo. Mi hermano hizo sonar el piano al ritmo de A Thousand Years y yo fui recorriendo el pasillo de la iglesia despacio, precedida de los peques que nos llevaron los anillos. Él estaba plantado en el altar, nervioso, pero feliz, radiante. La misa fue preciosa y muy participativa. Tras esto firmamos con nuestros testigos e iniciamos una breve ruta a pie hasta el cuartelillo de mi chico (casas compartidas que usamos en las fiestas de Moros y Cristianos), allí montamos un tarpeo tipo Oktoberfest, con cerveza y limonada. ¡Además los invitados nos hicieron una coreografía! Fue superchulo.