Me presento: soy Anna Vasilenko, originaria de Ufa (una ciudad a los pies de la cadena de los Montes Urales, a unos 1200 kilómetros de Moscú hacia la Siberia), aunque llevo unos cuantos años instalada en Barcelona. Lo reconozco, el clima, el sol y el mar han ganado a las temperaturas que normalmente se alcanzan, especialmente en invierno, en mi tierra. Finalmente me he decidido a dar el gran paso: convertir en negocio lo que hasta ahora se podía definir como una simple afición.

Como soy alérgica a la bisutería de metal, empecé, por curiosidad, a producir por mi cuenta unos pendientes de plata. El hecho que las fotos con mis creaciones publicadas en las redes sociales obtuviesen éxito, me motivó a comprar más material de plata y hacer pendientes de otros diseños mostrando siempre un estilo todo mío capaz de representarme y distinguirme.

Resulta evidente que tengo cierta predilección hacia la plata… ¿Por qué? Todo el mundo sabe que la plata es un hermoso adorno que se puede convertir en un regalo tanto para alguien al que queramos como para nosotros mismos. Pero hay otra razón que explica mi elección… Pues el motivo principal reside en el hecho que este metal, además de ser bonito y elegante, tiene propiedades mágicas. Estando relacionado con nuestras emociones más profundas, se convierte en un potente liberador de energía negativa que canaliza hacia afuera las emociones más enquistadas y tranquiliza nuestro estado nervioso. Es un escudo contra la negatividad.

Tanto los accesorios como complementos para muchas personas son imprescindibles. Y las joyas forman una parte importante de nuestro aspecto, y es más, influyen en nuestro carácter y nuestro estilo de vida. Con mis creaciones, mi objetivo es acercarme cada vez más a los gustos de cada uno brindando unas pocas herramientas capaces de hacernos sentir bien con nosotros mismos.