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Bodas

Una boda en invierno

Aunque la mayoría de parejas deciden casarse en los meses más calurosos, celebrar tu boda en invierno conlleva unas ventajas que no puedes pasar por alto.

Albert Bardina Fotografia

Por varias razones, en España la gente suele casarse en verano. Uno de esos motivos, quizás el más importante, tiene que ver con la meteorología. Las parejas buscan, obviamente, el calorcito de la primavera-verano y la ausencia de lluvia. Pero hay otra opción: casarse en invierno, ese gran desconocido. Suele descartarse por el frío y la alta probabilidad de lluvias (o nevadas, según la zona) pero, si ahondamos en el tema, veréis que también tiene muchas ventajas.

  • La primera, económica. Y, tal como está el país, no es moco de pavo. Como os casáis fuera de temporada, los sitios donde normalmente se celebran bodas ofrecen descuentos. Dependiendo del lugar, la oferta será mejor o más modesta. Pero ahorrarse unos euros nunca está de más. 
  • Además, casándoos en invierno os olvidáis del problema de la disponibilidad: aquella iglesia, ermita o lugar de celebración que tanto os gusta… ¡está libre! Lo mismo ocurre con los fotógrafos: en verano van hasta arriba de trabajo y, si no reservas con tiempo, corres el riesgo de no tener aquel fotógrafo tan bueno. En temporada baja, por el contrario, su volumen de trabajo suele reducirse y su disponibilidad es más alta. 
  • El invierno os permite incorporar elementos súper románticos como pueden ser las chimeneas, el fuego o, incluso, la nieve que, a nivel fotográfico, dan muchísimo juego. 
  • Tampoco tenéis por qué renunciar a celebrar vuestra boda en el exterior: existen carpas con calefacciones potentes que permiten combatir con éxito el frío. 
  • No olvidéis que las bajas temperaturas pueden ser un buen aliado para el novio y sus invitados, que se ahorrarán los calores del traje propios del mes de agosto. Y a las novias os permite innovar un poco con el vestido: lo podéis encontrar de manga larga o combinarlo con un precioso abrigo de novia. 

Y, para romper con frío, una vez termine la boda, ¡coged las maletas y perdeos en alguna playa olvidada del mundo!