Tarjetas personalizadas
Con lo que cuesta hoy en día ir a una boda lo menos que se puede hacer es agradecer de una manera especial la asistencia de todos vuestros invitados. Las tarjetas personalizadas pueden ser la idea perfecta para que ese esfuerzo se vea compensado.
Siguiendo aquella máxima de que “es de bien nacidos ser agradecidos” el post de hoy va dedicado precisamente a eso: dar las gracias. No quisiera comerme el espacio de que dispongo hablándoos de algo que sabéis perfectamente: las cosas ahí afuera están complicadas y cuesta mucho, muchísimo, ganarse la vida. Y, en esta situación, hasta ir invitado a una boda resulta caro. Si no, haced cuentas vosotros mismos: vestidos, desplazamientos, el regalo para los novios… Es por ello que hoy os propongo un reconocimiento a los esfuerzos de todos y cada uno de vuestros invitados mediante tarjetas personalizadas.
Se trata de que entre los dos escribáis —os recomiendo que a mano— unas palabras emotivas y agradecidas para vuestros invitados. Algo del tipo: “Querido cuñado, eres como el hermano que nunca he tenido. Gracias por acompañarnos en este día tan especial”. O “Papá, eres para mí un espejo donde mirarme”. En fin, las combinaciones son muchas (formales o más informales) y a buen seguro que entre los dos encontraréis las palabras que más y mejor se correspondan con vuestros invitados. Podéis poner la tarjeta encima del plato donde se sentará cada persona o, si os lo queréis currar un poco más, juntad todas las tarjetitas en una cesta o bolsita mona y situadla en el centro de la mesa con un cartelito que ponga: “Busca tu tarjeta”. De este modo conseguiréis que vuestra boda sea un poco más participativa y, de paso, agradecéis a vuestros invitados, de manera personalizada, su presencia en la boda.