Petición de mano: una costumbre que no pasa de moda
Con siglos de antigüedad, en la actualidad se trata de una reunión especial que junta a vuestras familias para conocerse o intimar. No la paséis por alto, pues sigue teniendo mucho encanto.
Aunque lleves mucho tiempo pensando en cómo serán las invitaciones de boda y prácticamente toda la vida buscando tu vestido de novia ideal, lo primero es pasar por la pedida de mano. ¿Quieres saberlo todo sobre esta tradición tan romántica?
Aunque se trata de un acto antiguo, lo cierto es que hoy sigue tan vigente como el primer día. En líneas generales, es el consentimiento expreso de los padres, en el que se formaliza ante la sociedad el compromiso de los novios. Aunque actualmente es habitual que vuestras familias se conozcan, antes no era así. Por lo que en este acto, además de la petición en sí, servía para que los familiares de ambas partes se pusiesen cara y expusieran sus ilusiones por el enlace.
Un acto con historia
Se trata de una costumbre de los hebreos, que ha ido pasando siglo tras siglo hasta nuestros días. En la Edad Media adquirió carácter oficial por medio de la Iglesia, ya que los novios debían firmar un registro delante del cura. Una formalidad llevada a cabo por los padres de la novia y, a menudo, por un amigo o un representante legal de la parte del novio. Aunque la Revolución Francesa puso fin a su oficialidad, para convertirse en lo que, más o menos, ha llegado a nuestros días.
Entre madres anda el juego
La figura materna siempre ha tenido un gran protagonismo en los enlaces. Por eso no es de extrañar que fuesen las madres las que se encargasen también de la pedida de mano. La tradición establecía que las madres de los novios se encontrasen antes para fijar la fecha de la reunión familiar. Y si el novio quería hacer bien las cosas, la misma mañana de la pedida debía mandar a la novia, y siendo caballeroso también a su madre, un ramo de flores.
Reunión familiar
Actualmente, lo habitual es que lo padres del novio acudan a la casa de los padres de la novia. Lo normal es organizarla alrededor de una comida, aunque también puede ser una cena, e incluso, en ocasiones, una merienda. Debe realizarse antes de comer, aunque ahora está costumbre se ha relajado un poco y no es inusual hacerla comiendo. Si no se conocen, vosotros sois los encargados de las presentaciones, mientras que si ya se conocían, debéis empezar la conversación y eliminar la tensión inicial.
Intercambio de regalos
Es al final de la comida o la cena, en el momento de los postres, cuando se intercambian los regalos. Si seguís el protocolo, la novia regala un reloj y el novio un anillo de compromiso. Pero hoy por hoy, se intercambian diferentes obsequios. Como curiosidad, aunque seguro que no es vuestro caso, debéis saber que antiguamente en el supuesto de que se rompieran los esponsales, la novia podía conservar el anillo. Eso sí, siempre que no se trate de un objeto que haya pertenecido durante generaciones a la familia del novio. Si fuera así, se entregaría a la novia como un préstamo, por lo que debe ser devuelto, aunque sustituido por otro modelo.
Para terminar, no os olvidéis del brindis. El padre de la novia debe ser el encargado de proponer el brindis. ¡Feliz vida en común!