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Bodas

Mónica y Álvaro: la mejor promesa de amor en La Graciosa

Las salidas de chicos y chicas de sus residencias de estudiantes hicieron que Mónica y Álvaro se conocieran... ¡y enamoraran! Cinco años más tarde pusieron el broche de oro a su relación con una destination wedding íntima a orillas del Atlántico.

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MSanz Photographer

Este toledano y esta sevillana –afincada la mayor parte de su vida en Lanzarote– se conocieron en Madrid, donde los dos vivían mientras cursaban sus respectivos estudios. Las chicas de la residencia femenina de Mónica y los chicos de la residencia masculina de Álvaro solían quedar para montar fiestas y otros planes... Así, entre amigos y disfrutando de la vida universitaria, surgió su amor.

Consenso e inesperado anillo de compromiso

A pesar de que a Álvaro le hacía más ilusión que a Mónica, la decisión de pasar por el altar fue mutua. Sin embargo, él quiso sorprender a su prometida en plenos preparativos y tras un momento difícil. Así, el mismo día que Mónica salió del hospital, después de que le practicaran un cateterismo cardiaco, le regaló una sortija para sellar su ya establecido compromiso en una comida familiar junto a su madre y los padres de Álvaro.

"Sí, quiero": ¡feliz 5º aniversario!

Estos enamorados decidieron casarse el 28 de octubre, coincidiendo con su quinto año de noviazgo, en el destino favorito de Álvaro: La Graciosa. De este modo, la octava isla canaria –algo desconocida para muchos, exenta de masificación turística y caracterizada por sus perfectas playas paradisiacas de aguas turquesas y cristalinas, su paisaje volcánico, sus casitas blancas, sus caminos de arena y su agradable clima los 365 días del año– acogió a esta joven pareja en su íntimo e informal "sí, quiero". La celebración tuvo lugar el pasado otoño, en compañía de sus más allegados procedentes de diferentes partes del mundo: Australia, Indonesia, Alemania y Costa Rica.

Por petición de Mónica, Álvaro llegó a la ceremonia en bicicleta y junto a sus mejores amigos. Por su parte, ella recorrió el pasillo de la mano de su hermano, quien desde que falleció su padre pasó a ser el hombre de la casa y el mejor candidato para desempeñar ese papel protagonista. Aprovechando que la belleza natural del entorno era más que suficiente para enmarcar el momento, la ceremonia civil en la playa se decoró de forma muy sencilla con sillas blancas, un banco acolchado para los novios y una estructura de madera rematada con flores blancas y kentias, de Las Cristinas, junto a una pequeña mesa como altar. ¡Fue emocionante de principio a fin!

Como marido y mujer dedicaron un tiempo a hacerse unas románticas fotos que bañarían de azul su álbum de boda, antes de unirse al aperitivo al aire libre y al posterior banquete decorado con pequeñas barcas de latón. Para cerrar su gran día protagonizaron el primer baile como casados bajo tiras de luces al son de Burbujas de amor, de Juan Luis Guerra –homenaje al padre de la novia por ser la canción que siempre bailaba junto a su esposa al tratarse de uno de sus temas preferidos–. También se lanzaron fuegos artificiales y tuvo lugar una fiesta donde, sin duda, la diversión fue la invitada de honor que despuntó dentro de una haima de estilo marroquí.

Etiqueta del día

Álvaro, que antes de prepararse para la ocasión decidió darse un baño en el mar, se enfundó un traje azul hecho a medida en una sastrería del barrio de Chamberí, de Madrid, y lo combinó con una camisa blanca y un pañuelo en el bolsillo de la solapa. Como complementos, se calzó unos zapatos estilo oxford muy casual, de piel vuelta en marrón claro con suela caramelo, y eligió unos tirantes estampados y un reloj de esfera redonda.

Por su parte, Mónica también apostó por el diseño hecho a medida. Se vistió un traje de corte en A con escote delantero en V y apertura invertida en la espalda, con falda fluida y cuerpo de encaje. Lo conjuntó con un ramo de novia de liliums blancos –que no lanzó ni entregó, sino que guardó para su padre–, unas sandalias de esparto, de Castañer, pendientes discretos y un peinado perfecto para lucir con la brisa isleña: un semirecogido coronado con un tocado joya, de Alial Millinery.

Momentos inolvidables para siempre

Rubén Acosta fue el fotógrafo elegido por estos novios. Contando con la colaboración de MSanz Photographer, se encargaron de inmortalizar cada momento con sus acertados disparos. "Tuvimos la oportunidad de contar con dos grandísimos profesionales (...) Son auténticos captadores de momentos", cuenta Mónica totalmente satisfecha con el trabajo de fotografía de uno de los días más especiales de su vida. ¡Descubrid la selección de su reportaje nupcial! Las imágenes hablan por sí solas...

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