Luna de miel por la Ruta de la Seda: rumbo a Asia Central
¿Os apetece una luna de miel aventurera e irrepetible por Uzbekistán, en Asia Central, siguiendo la senda de las caravanas de la antigua Ruta de la Seda? Descubriréis ciudades legendarias, paisajes de alta montaña e increíbles desiertos. ¿Seducidos?
Quizá ahora solo estás preocupada en buscar el vestido de novia perfecto entre los maravillosos diseños existentes, en dar con los zapatos de novia perfectos que te llevarán hasta el altar o en diseñar tú misma vuestras invitaciones de boda. Estás tan ajetreada que preparar la luna de miel todavía te queda lejos. Pero cuándo os pongáis a pensar en los mejores destinos, hay uno que no podéis pasar por alto. Si sois aventureros y os encantan las mil y una noches, no os olvidéis de un viaje maravilloso: la antigua Ruta de la Seda.
¿Qué travesía hacía la Ruta de la Seda?
Antiguamente, la Ruta de la Seda unía Asia y Europa, con sus largas caravanas de mercaderes que recorrían China y Mongolia, pasando por Uzbekistán, Turkmenistán, Irán, Irak hasta Antioquía en Siria o Constantinopla en Turquía.
Son tantos los países que atravesaba la Ruta de la Seda y tantos los miles de kilómetros de recorrido transportando oro, plata, especias… que en vuestra luna de miel es aconsejable recorrer un único tramo, como el de Uzbekistán.
Uzbekistán está en el corazón de Asia Central. Antiguamente formó parte del Imperio Persa, pero en el siglo XX fue incorporado a la Unión Soviética y actualmente es una república independiente. Visitarlo os va sorprender, del mismo modo como asombró a Alejandro Magno o a Gengis Kan en el pasado.
Tashkent, la capital uzbeka
Tashkent es la principal vía de entrada a la Ruta de la Seda, porque además tiene aeropuerto. Os va a impresionar su extraordinario casco histórico. En sus calles estrechas se esconden las antiguas escuelas coránicas o madrazas, como la de Kukeldash del siglo XVI y o la de Abdul Kasim, en la actualidad el Museo de Artes Aplicadas. ¿Más cosas? El Mercado Antiguo (o Chor-Su), donde podréis comprar artesanía, además de trajes de seda y jalats, abrigos masculinos de terciopelo con bordados en oro.
Samarkanda, "la Roma de Oriente"
Samarkanda, Patrimonio de la Humanidad, es uno de los lugares más esplendorosos de la Ruta de la Seda. Se encuentra en el valle del río Zerafshan, y es tan antigua como Roma o Babilonia. Empezad su visita por la Plaza Registán, una explanada donde se levantan las madrazas de Ulugh Beg, Sherdar y Tilla-Kari, con sus cúpulas de color turquesa y brillantes mosaicos azules, verdes, dorados y blancos. No os olvidéis de visitar el Observatorio Astronómico, el mercado de Siyob donde descubriréis los aromas y los sabores de la comida uzbeka, la necrópolis de Shazi Zinda, mezquitas como la de Bibi Khanum ni el mausoleo de Tamerlán.
Bukhara, ¿la ciudad más bella de Asia Central?
Cualquier ruta que hagáis por tierras uzbekas tiene una parada obligatoria en Bukhara o Bujará. Dicen que es la ciudad más bella de Asia Central. Por encontrarse en un oasis en el desierto, era en la antigüedad una ciudad sagrada. Vale la pena visitarla tranquilamente, algo que os llevará un par de días. No os perdáis, entre otras cosas, la mezquita de Kaylan con 288 cúpulas y un minarete de unos 50 metros de altura, ni el Complejo de Poi-Kaylan. ¿Más cosas? El mausoleo del emir Ismail Samaní y la fortaleza Ark con sus muros inexpugnables, maravillosos al atardecer.
Khiva: el último oasis
Esta ciudad fue el último oasis en la Ruta de la Seda antes de entrar en el desierto de Karakum (arenas negras), de camino hacia la antigua Persia.
Khiva fue la capital de una antigua civilización. La espectacular muralla que la rodea y que forma la fortaleza Ichan Kala tiene una longitud de dos kilómetros y una altura de ocho metros. Pero lo que os va a impresionar es su interior con un laberinto decorado con azulejos. Pasear por la fortaleza, por sus callejuelas y contemplar sus minaretes os transportará a las mil y una noches. No dejéis tampoco de visitar Itchan-Kala, un museo al aire libre declarado Patrimonio de la Humanidad.
Una vez en Khiva, y si tenéis tiempo, podéis cruzar las montañas hacia China durmiendo en yurtas y visitar Kashgar y el lago Karakul con su sorprendente paisaje montañoso. Recordad que Uzbekistán no solo tiene desiertos. Al este, sur y norte del valle de Fergana empiezan las cordilleras que separan Asia Central de China.
Sea cual sea vuestra elección final, pensad que la Ruta de la Seda es uno de esos viajes que tienen que hacerse una vez en la vida. Y mientras tanto, elegid los detalles de boda que transmitan vuestro afecto hacia los invitados que os acompañarán en el enlace y las canciones de boda que simbolizarán vuestros gustos y estilo. ¡Se acerca el gran día!