Luna de miel en el País Vasco: 8 románticas propuestas
Con playas encantadoras, increíbles pueblecitos marineros, reservas naturales de gran belleza, una deliciosa gastronomía y bosques y valles de ensueño, el País Vasco es un pequeño paraíso en el que podréis vivir una luna de miel única. ¡Descubridlo!
Tras los preparativos nupciales os espera la mejor de las recompensas: la luna de miel. Un maravilloso viaje en pareja, en el que disfrutaréis de unos merecidos días de descanso, relax y diversión. Un viaje que conviene planificar con tiempo para asegurar que disfrutaréis al máximo del lugar y de todo lo que ofrece. Si todavía estáis indecisos sobre el mejor destino posible, no os perdáis esta propuesta: el País Vasco. Un paraíso al lado de casa con paisajes de ensueño, una costa prodigiosa, un interior con valles de un intenso verde y ciudades de postal. Tomad nota de 8 destinos románticos que (sí o sí) no os podéis perder. ¡Seguro que os encantarán!
1. Volver a enamorarse en La Concha
Una de las zonas más encantadoras de Donosti o San Sebastián es la bahía de La Concha. La descubriréis en un largo paseo que puede empezar en la playa de Zurriola y acabar en el Peine del Viento, un precioso recorrido con maravillosas vistas en el que también descubriréis las tres playas de la ciudad. Asimismo, es imprescindible contemplar alguna puesta de sol desde la barandilla de la Concha, el muro de Sagues o desde sus mismas playas. Aprovechad además para visitar los jardines de Alderdi Eder con sus tamarindos y para subiros al carrusel con sus panorámicas sobre la bahía. También vale la pena acercarse hasta los jardines del Palacio Miramar –situados entre las playas de La Concha y Ondarreta–, el Paseo Nuevo –que va desde el Kursaal hasta el puerto– y la Construcción Vacía –una estructura en acero corten–. Seguro que también os encanta navegar en barco por la bahía y acercaros hasta la isla de Santa Clara.
Pero San Sebastián encierra muchos otros tesoros, como su casco antiguo con la Plaza de la Constitución; la ruta de los pinchos; la catedral del Buen Pastor; subir a Ulia, Igueldo o Urgull, los tres montes de Donosti, para contemplar impresionantes vistas de la bahía de La Concha, y el mercado de la Bretxa. ¡Son imprescindibles!
2. Disfrutar del encanto de Hondarribia, y de Pasaia
A tan solo 20 kilómetros de San Sebastián, en la desembocadura del río Bidasoa, hay una pintoresca población que os robará el corazón. Es Hondarribia o Fuenterrabía, con sus casitas de coloridos balcones en el barrio de la Marina, su puerto y su espectacular casco antiguo de edificios señoriales que os transportará a la Edad Media. Sin olvidarse de las murallas, del castillo de Carlos V ni de la puerta de Santa María. Y si tenéis tiempo, acercaos hasta el pueblo de Pasaia, a los pies del monte Jaizquibel. Os gustarán especialmente los distritos de San Juan (Donibane), situado entre el monte y el mar, con sus casas de colores y sus calles estrechas, y el distrito de San Pedro, situado frente al anterior, con sus casas de pescadores junto a la bahía. ¡Inolvidable!
3. Vivir la magia de Urdaibai y de San Juan de Gaztelugatxe
Reserva de la Biosfera, Urdaibai ocupa una superficie de 220 kilómetros cuadrados y cuenta con bosques, montañas, playas, marismas y humedales con una gran riqueza ornitológica. Es uno de los destinos más fascinantes del País Vasco y de Vizcaya, y vale la pena recorrerlo para maravillarse con su bellísima naturaleza. De paso no os perdáis la playa de Mundaka, con la ola izquierda más famosa de Europa y un paraíso para los surfistas, ni el pueblecito de pescadores de Bermeo. Muy cerca de ahí se levanta la ermita de San Juan de Gaztelugatxe. Situada en un impresionante peñón, para llegar hasta ella tendréis que cruzar un puente y subir 241 peldaños zigzagueantes. ¡Un lugar único en el mundo!
4. Recorrer sus románticos valles
El País Vasco está salpicado de valles de un intenso verde que os regalan entornos naturales prodigiosos. Algunos de los más bellos son los de Aramaio (la Suiza vasca), Zuia, Ayala, Nervión, Okondo, Kuartango o Valdegovía, en Álava, con montañas, caseríos dispersos, bosques, pueblecitos y miradores. Vizcaya también tiene un interior precioso con Arratia, Orduña o el Duranguesado. Y si queréis gozar de un entorno virgen, os encantarán los paisajes rurales de Olatz y Errezil, en Guipúzcoa. ¡Una experiencia inolvidable!
5. Perderse en el bosque encantado de Otzarreta
En el Parque Natural del Gorbea, el hayedo de Otzarreta es único y está formado por árboles centenarios. En él, las hayas adoptan formas extrañas con ramas que crecen apuntando al cielo en busca de luz y no de forma horizontal. Un bosque mágico para perderse unas horas juntos. Y si pasear por esta maravilla de la naturaleza os sabe a poco, acercaos hasta la cascada de Uguna, que crea un rincón idílico en el bosque que os permitirá relajaros escuchando el sonido del agua. ¡Os encantará!
6. Contemplar la cascada del Nervión
Con casi 300 metros de caída, el Salto del Nervión, la cascada más alta de la Península Ibérica, se encuentra en la zona conocida como el Monumento del Monte Santiago, en la frontera de las provincias de Álava y Burgos, limitada también con Vizcaya. Si queréis contemplarla en todo su esplendor, visitadla en época de lluvias o durante el deshielo.
7. Bañarse en las playas de Sopelana
Si sois amantes de la naturaleza, os maravillarán las extensas playas de arena dorada de Sopelana, en la costa vizcaína, muy cerca de Bilbao, rodeadas por paisajes que os sorprenderán: Barinatxe, Atxabiribil, Arrietara, Meñakoz, Azkorri y Barinatxe, esta última conocida como “La Salvaje" y de gran belleza.
8. Descubrir Bilbao y toda su oferta de ocio y cultural
Bilbao esconde bellos tesoros que no os podéis perder. Entre ellos destacan el museo del Guggenheim, su casco viejo, el mercado de la Ribera, el paseo del Arenal, los arcos de la Plaza Nueva, el mirador del monte Artxanda –desde donde disfrutaréis de unas magníficas vistas de la ciudad–, las columnas del Azkuna Zentroa y el antiguo lavadero de mujeres. ¡Os encantarán!
¿Fascinados? El País Vasco os enamorará por completo gracias a su naturaleza, a su gente y a su gastronomía excepcional, y os permitirá disfrutar de unos días muy románticos y especiales. Disfrutad de una boda y de un viaje de novios repletos de felicidad. ¡Os lo merecéis!