La pedida de mano se reinventa y vuelve a estar de moda
La pedida de mano, que parecía haber quedado totalmente anticuada, actualmente da un giro y vuelve a ser tendencia. Te contamos en qué consiste y en qué difiere de la clásica tradición de pedir la mano al padre de la novia.
El compromiso manifiesta la intención mutua de formalizar la relación. Antes de meteros de lleno en los preparativos de vuestro día B –previamente a la búsqueda del vestido de novia y del traje, y antes de inspiraros en esas ideas originales para bodas que determinarán qué detalles de boda daréis a vuestros invitados–, tenéis que convocar a los elegidos habiendo decidido la fecha señalada anteriormente.
En ese punto, podríais plantearos hacer una fiesta de compromiso de carácter íntimo: la pedida de mano de hoy en día; un momento ideal para dar la gran noticia a los más allegados de forma cercana, o bien para celebrar el "sí, queremos" que no habéis resistido compartir de viva voz o sucumbiendo a alguna de las ideas de invitaciones de boda que os ha parecido la mejor carta de presentación.
La clásica pedida de mano, en la cual el novio pide el consentimiento al padre de la novia antes de proponer matrimonio a su chica, es una tradición, muy arraigada en la cultura occidental, que quedó extinguida en muchísimos círculos sociales con la revolución sexual y la emancipación de la mujer, por considerarse un acto con claras referencias machistas. Sin embargo, la postmodernidad, que todo lo revisita, ha hecho que la pedida de mano vuelva a estar de moda. Y es que, en realidad, la mayoría de aspectos de una boda son tradiciones que tienen el valor que se les quiera dar.
El protocolo dice que la petición de mano es el trance donde los novios hacen oficialmente pública su intención de casarse. Eso significa que, después de que hayan decidido que quieren pisar el altar, por respeto y en un breve plazo de tiempo, deben reunir a ambas familias y hacerles partícipes de sus planes.
Del mismo modo que su forma originaria ha quedado casi obsoleta, existen varias costumbres relacionadas con la pedida de mano más conservadora que han perdido muchos adeptos, entre otras: el ramo de novia natural y en tonos blancos que regalaba el novio a su chica el día del acto, como sentarse alrededor de la mesa o la celebración en casa de los padres de la novia.
¡Adiós a prácticas ceremoniosas! Hoy en día, la pedida de mano se entiende como un encuentro familiar que funciona como un “ensayo general” de lo que será la boda. Generalmente se trata de meriendas, comidas o cenas que resultan muy útiles para que los familiares y amigos más cercanos de los novios se conozcan un poco más, y se asemeja a una fiesta de compromiso de carácter informal.
Además, aunque se tienda a pensar lo contrario, las pedidas actuales están al alcance de todo el mundo y no exclusivamente reservadas para la alta sociedad o las películas románticas y portadas de papel couché.
Si os acabáis de prometer y queréis preparar una pedida de mano con un ambiente distendido, igual que para el día B, hay aspectos esenciales a los que tenéis que atender:
¿Cuándo y dónde?
Agendar un día dependerá de si los invitados a la fiesta ya están al corriente del futuro enlace o no. En el primer caso, se podrá celebrar semanas antes del gran día; y si la pedida de mano es la ocasión escogida para dar la noticia, planear la fecha con un mínimo de seis meses de antelación.
El lugar de la celebración variará en función de la cantidad de personas que conformen la lista y del espacio del que dispongáis. En vuestra propia casa será más personal, pero igual de válido y particular será un bonito restaurante o algún jardín o terraza. Además, son lugares en los que podréis hacer un adelanto de lo que les deprará en la boda: ¡las ideas para candy bar o ciertos detalles llenos de originalidad, no dejarán indiferente a nadie!
¿Qué ropa ponerse?
Para la pedida de mano podéis enfundaros aquellas prendas que os plazca y/o con las que os sentís más a gusto. No obstante, sin irse a los extremos, los conjuntos casual y chic suelen ser un acierto.
¿A quién invitar?
No hay que tomarse al pie de la letra que la fiesta de pedida de mano servirá como “ensayo general”. Ha de ser una fiesta íntima y por descontado: sin compromisos. No pueden faltar la familia directa (los padres, los hermanos con sus parejas y los abuelos), los padrinos, los amigos que vayan a ejercer como testigos y las damas de honor y best men si los hay.
¿Cómo ha de ser?
La propuesta culinaria y la ambientación de la fiesta pueden marcar la diferencia: el menú no tiene que estar a la altura del elegido para el banquete. Preparar delicias caseras o recurrir a algún servicio de catering será más que suficiente.
Igual que en la boda, la decoración deberá ser muy cuidada. Incluir pequeños detalles que plasmen vuestra identidad, o incluso “anticipar” el estilo o temática de vuestra boda con pequeños elementos que sirvan como pistas. ¡Siempre dejará con buen sabor de boca a los presentes!
Y, como en toda fiesta, la música –incluyendo algún hit propio de canciones románticas para bodas– estará invitada para amenizar el ambiente.
Regalos de pedida
Mostrar a vuestros seres queridos cuáles han sido las piezas escogidas para sellar vuestro compromiso es una forma de compartir con ellos vuestra felicidad. Pero, si vuestro compromiso merece todavía más, siempre podéis hacerlos unos regalos de pedida que complementen los anteriores.
Aquel sueño en el vestiáis de blanco -agarrando uno de los más preciosos ramos de novia- y con un magnífico traje de novio cada vez es más real, ¡y la pedida de mano se convirte en el gran vaticinio!