La boda de Laura y Antonio: de una noche de baile a un "sí, quiero" de ensueño
La mítica Sala Florida Park, de Madrid, fue el lugar en el que Laura y Antonio se conocieron y, desde entonces, se hicieron inseparables. Tras años de noviazgo, se dieron el "sí, quiero" en un enlace lleno de personalidad.
Una noche de agosto en la emblemática Sala Florida Park, de Madrid, Laura y Antonio se conocieron y nació entre ellos una especial complicidad. Así fue como, en una noche de fiesta cualquiera, ambos jóvenes encontraron el amor verdadero, un amor que duró cuatro mágicos años. Pasado este tiempo, el deseo de casarse por parte de ambos era mutuo aunque fue Antonio quién dio finalmente el gran paso: pedir matrimonio a la mujer de su vida.
Un cumpleaños especial
Durante un viaje a Óbidos (Portugal) y aprovechando la señalada fecha –el cumpleaños de su chica–, Antonio la invitó a cenar en un precioso enclave situado en la Laguna de Óbidos y ante unas espectaculares vistas al mar y a la imponente desembocadura de la propia laguna.
Mientras disfrutaban del postre en la romántica cena, Antonio se lanzó a por la deseada respuesta... Un momento emotivo y muy especial que, por supuesto, acabó de la mejor forma posible: con un indudable "¡sí!" por parte de Laura.
Color y originalidad
Los novios apostaron por una celebración clásica, por lo que se dieron el "sí, quiero" en la Parroquia de María Auxiliadora (Madrid) antes de disfrutar del banquete y de la posterior fiesta nupcial en Normandie Ondarreta, una finca situada en El Molar (Madrid) con un entorno absolutamente idílico.
La pareja deseaba un enlace de estilo clásico, pero con los toques de su inconfundible personalidad. Por ello, apostaron por una decoración divertida, llena de color, original y romántica, pero con pequeños detalles del característico rústico. En definitiva, una mezcla armónica y equilibrada entre varios estilos de decoración.
Entre un sinfín de detalles, destacó la decoración de las mesas del banquete, compuesta por una colorida mantelería en tonos verdes y fucsias, varias jaulas con luces y bolas como centros de mesa, la numeración propia de cada mesa –a juego con las invitaciones de boda– y unos carteles que amenizaron la comida nupcial de forma muy divertida, indicando a los comensales qué canción tenían que cantar y bailar si, de repente, esta sonaba.
También llamó la atención el imponente Cadillac El Dorado, del 57, con el que la pareja llegó junta al banquete. Un vehículo nupcial que dejó a todos los invitados absolutamente impresionados.
Looks nupciales llenos de elegancia
Para su gran día, ambos novios apostaron por un look lleno de sofisticación. Antonio escogió un traje azul completo con chaleco, camisa blanca y pajarita del diseñador Félix Ramiro Claudio Coello. Y como zapatos, un diseño negro adquirido en El Corte Inglés. Un look nupcial ideal al que acompañaron unos gemelos de gemeloriginal.com con la frase Don't worry be happy.
Por su parte, Laura se decidió por un precioso vestido de Pronovias y por unos zapatos a medida de José Illana. En cuanto al peinado y al maquillaje, la novia apostó por Roberto Pacheco –profesional oficial de MAC–, quien le hizo un precioso recogido complementado con un maquillaje potente e iluminador. Como ramo, la novia confió en Flores en el Columpio para la creación de un precioso bouquet único.
Un "sí, quiero" inolvidable
De un día lleno de color, originalidad y mucho amor fue testigo el equipo fotográfico Rubén Mejías Fotógrafo, que logró captar en cada imagen la personalidad de la pareja y el brillo de un día completamente inolvidable... ¡No os perdáis detalle!