La boda de Josep y Martina: mágica complicidad desde el primer instante
Compartir piso hizo que naciera entre Josep y Martina un sentimiento muy especial... En apenas un mes de convivencia, ambos sentían que su amistad era mucho más que eso; un noviazgo mágico que duraría ocho años. ¡Descubrid su "sí, quiero"!
¿Cuántas de vosotras habéis compartido piso alguna vez? De esta forma comenzó la bonita historia de amor de Josep y Martina.
Sin duda, el destino quiso que esta pareja se encontrara. Por varios motivos, Josep –que compartía piso en Barcelona con tres personas más–, se vio obligado a suplir el alquiler de dos compañeros que decidieron irse prácticamente al mismo tiempo. A partir de un anuncio en internet, Martina –a quien le urgía encontrar una habitación en la capital catalana–, no dudó ni un segundo en contestar con el siguiente mensaje: "soy una chica suizo-italiana. He vivido desde siempre en Estados Unidos y ahora querría encontrar piso en Barcelona". Todas las alarmas se encendieron para Josep, quien a través de esta respuesta percibió una personalidad especial, interesante y única. No cabía duda, Josep y Martina debían conocerse.
Y así fue. Josep y el único compañero que quedó en el piso con él llegaron a un acuerdo: Martina viviría con ellos. Después de un mes de convivencia, una complicidad especial empezó a nacer entre ambos y, sin que pasara nada, se intuía que su amistad iba mucho más allá... Y, efectivamente, esa cercanía dio sus frutos. Ocho años más tarde, la pareja se daba el "sí, quiero".
La pedida
Martina y Josep hablaban a menudo sobre la idea de casarse. Así, y durante un paseo por la playa, de forma conjunta, decidieron dar un paso más y formalizar su futuro matrimonio. No obstante, después de esta charla, Josep no pudo evitar sorprender a su chica. Pasados unos meses, el joven enamorado regalaba a su futura esposa un anillo de pedida. Ahora sí, ¡Martina y Josep oficializaban su boda!
Un anecdótico "sí, quiero"
La pareja escogió el Castell d'Empordà (La Bisbal d'Empordà, Girona) para celebrar su romántica ceremonia y el convite posterior. Un precioso castillo reformado y situado en un enclave mágico en plena naturaleza.
Aunque el día no invitaba a celebrar una boda al aire libre –tal y como los novios habían previsto–, a 15 minutos de comenzar el enlace el sol empezó a salir con fuerza. No obstante, todavía faltaba un elemento muy importante: ¡el cura! El encargado de llevar a cabo la ceremonia se había perdido y no conseguía dar con el lugar de celebración. A pesar de este inconveniente, los novios mantuvieron la compostura y decidieron empezar la ceremonia con la ayuda de un buen amigo que se ofreció como orador.
A 10 minutos de dar comienzo la boda, entre los campos de trigo apareció el cura, justo a tiempo para continuar con la ceremonia y el intercambio de anillos. Una anécdota que sembró muchos nervios, pero que acabó convirtiéndose en uno de los momentos más divertidos de esta romántica cita.
Sencillez y personalidad
La pareja apostó por dejar la esencia rústica y natural que caracterizaba el escenario. Así, concedieron especial protagonismo a las flores y a los detalles en piedra, madera y metal envejecido. Del mismo modo, el verde, el ocre y el blanco destacaron como colores predominantes, fundiéndose con los naturales propios de los jardines del castillo.
En cuanto al look, los novios siguieron esa línea de sencillez y carácter propio. Martina escogió un precioso vestido de encaje, de Olivine Gabbro, zapatos de María Victoria y un precioso ramo XXL. White By Diana Galí puso el broche de oro a su look con un maquillaje muy suave y natural. Por su parte, Josep apostó por un traje clásico en tonos oscuros y pajarita.
Amor y risas en un día único
La boda de Martina y Josep acogió un sinfín de emociones, nervios y ¡anecdóticos momentos!, convirtiéndose en un día maravilloso e inolvidable. El equipo fotográfico de Fotostudi se encargó de retratar cada instante, y de guardar en el recuerdo miradas, gestos y sonrisas de un día mágico. No os perdáis detalle de este "sí, quiero" de ensueño.