La boda de Jorge y Lourdes: un enlace con sabor a los locos años 20
Tras conocerse de forma inesperada, Jorge y Lourdes unieron sus caminos en uno solo e hicieron de su complicidad un romance de más de siete años. Inspirándose en el Gran Gatsby, ambos enamorados se dieron el "sí, quiero" en una boda de película.
Sus vidas coincidieron un 14 de febrero de 2009 en el centro de Málaga y, desde entonces, todo cambió para ambos. Aunque comenzaron a conocerse poco a poco, pronto su complicidad llegaría al nivel de querer unir sus corazones en uno solo. Desde entonces, gallega y malagueño consolidaron su relación en una idílica historia de más de siete años de amor.
El tiempo forjó su relación y fue entonces cuando ambos comenzaron a hablar de dar un paso más: casarse. Y aunque tanto Jorge como Lourdes estaban de acuerdo con la idea de contraer matrimonio, fue ella quien tomó la iniciativa de fijar una fecha concreta. Así, y a partir de una conversación algo más seria sobre el tema, ambos formalizarían la gran noticia.
Un enlace inspirado en el Gran Gatsby
El restaurante El Embarcadero situado en Benalmadena Costa –un precioso municipio de la provincia de Málaga– fue el espacio escogido por la pareja para darse el deseado "sí, quiero". Lo eligieron por varias razones: porque se trataba de un lugar emblemático de la Costa del Sol y porque encajaba a la perfección con el estilo de celebración que ambos deseaban para su gran día.
El especial interés de Lourdes por el estilo de los años veinte y por el glamour y la elegancia que caracterizaban la época, le llevó a querer reflejarlo en su enlace, al más puro estilo Gran Gatsby. Para ello, la localización de la celebración era perfecta, así como el hecho de celebrar una boda íntima y familiar, que haría más fácil poder caracterizar de forma más certera los evocadores años dorados del jazz.
El equipo de Decora Mi Boda se encargó de cubrir el precioso escenario del restaurante con la esencia más característica de los años veinte, de forma que quedó absolutamente elegante bajo una representación exacta de los detalles de la época, que se bañaron en un rojo pasión único y vivaz. Una mesa a modo de altar y dos sillas para los contrayentes, cortinas de gasa –que ayudaron a dar un toque más íntimo– y accesorios colgando del techo fueron algunos de los imprescindibles que cubrieron el lugar. Además, los novios apostaron por la ceremonia de la arena para dar un toque distintivo, romántico y diferente a su "sí, quiero".
Por su parte, la profesional Kristal Rego Piñuel realizó un exquisito trabajo en la cartelería nupcial –como en los menús, los meseros, el photocall o el candy bar, por ejemplo–, mientras que, de la mano de Petitcherryeventos, la hermana de la novia, se encargó de que algunos detalles de la decoración recrearan la esencia de los años veinte en el escenario nupcial: jarrones de plumas, perlas, pipas de fumar, guantes, gramófonos...
Emociones a flor de piel
Destacó la gran emotividad del enlace, pues los invitados al gran día jugaron un importante papel. Así, el maestro de ceremonias –encargado de realizar una celebración emotiva e inolvidable– fue un íntimo amigo de la pareja, la hermana mediana de la novia dedicó a los novios unas emotivas palabras desde el altar y sus sobrinos se convirtieron en los perfectos pajes de boda.
Las hijas del novio tuvieron el papel de damas de honor y la mayor de ellas, además, se encargó de acompañar con su preciosa voz el acústico de violín que el músico Sergio Sogorb Claros realizó durante la ceremonia.
Look nupcial de los años 20
Ambos novios lucieron tal y como la ocasión se merecía. La novia apostó por la diseñadora Eva Rubio, quien se encargó de hacer realidad el vestido de sus sueños: un diseño sencillo y largo en blanco roto, con escote barco y corte recto por delante, con una pequeña cola y un vivo alrededor de la espalda, al descubierto, que terminaba en un largo lazo. En cuanto a los zapatos, Lourdes se decantó por un modelo de Unisa inspirado en los años veinte, de color marfil y con pulsera al tobillo.
Para el peinado, la novia eligió las clásicas ondas al agua de los años veinte, obra de Hair7, que complementó con un accesorio confeccionado por Antonio Gracia: un casquete de malla metálico en color plata con accesorios de orquídeas hechas a mano, cubiertas de tela y con detalles de perlas y cristales Swarovski. En cuanto al maquillaje, Lourdes confió en Sisley para unos preciosos ojos ahumados, pestañas postizas y labios rojos; un maquillaje perfecto elaborado por ella misma.
Respecto al ramo de novia, Lourdes escogió un florista maravilloso que le elaboró un precioso ramo de rosas inglesas en diferentes tonos de rojos, absolutamente mágico.
Jorge, por su parte, apostó por un esmoquin negro, chaleco y pajarita del mismo color, camisa blanca de algodón y pañuelo rojo.
Un día único
De este fantástico día se hizo eco el equipo fotográfico de 3Hvisual, que logró captar a la perfección cada pequeño detalle de la boda en unas instantáneas únicas. En definitiva, un reportaje nupcial que emociona en cada una de sus fotografías... No os perdáis detalle de uno de los días más importantes en la historia de amor de Jorge y Lourdes.