La boda de Javier y Raquel: todos sus sueños se cumplieron en Toledo
En ocasiones, en los lugares menos pensados es cuando podemos encontrar ese gran amor... como les pasó a Javier y Raquel. Tras varios años trabajando juntos, esta era la realidad: estaban hechos el uno para el otro. Descubrid su idílico "sí, quiero".
Estos enamorados se conocieron en el trabajo, como quizá muchas parejas… aunque su historia, sin duda, es muy especial. Tras pasar 4 años compartiendo sus días en la misma empresa, no fue hasta el momento en el que coincidieron en un mismo proyecto cuando, por fin, ambos descubrieron lo que sucedía: Javier y Raquel estaban hechos el uno para el otro.
Timidez, misterio y picardía… los jóvenes quisieron mantener su relación en secreto durante un largo período de tiempo, hasta que llegó el gran día; un viaje que la pareja planeó a China se convirtió en la mejor excusa para formalizar su relación de amor. ¿Y ahora? Solo quedaba un paso más.
Una pedida llena de dulzura
Tras hablarlo varias veces, que tanto Javier como Raquel soñaban con darse el "sí, quiero" era un hecho… aunque fue Javier quien al final dio el gran paso. Así, el joven invitó a su chica a un restaurante de un reconocido chef y, después de los postres, a Raquel le esperaba una sorpresa todavía más dulce: ¡un precioso anillo de compromiso acompañado de la gran proposición!
La magia de Toledo
La preciosa Toledo se convirtió en el escenario de su "sí, quiero". Javier y Raquel decidieron casarse en esa ciudad como homenaje a la familia de ella, pues tanto sus padres como gran parte de su familia procedían de allí. Por ello, y porque les enamoró por completo, la Catedral de Toledo y el Cigarral de las Mercedes acogieron su romántica cita.
Así, y tras disfrutar de una preciosa ceremonia religiosa en la capilla de la Virgen del Sagrario de la catedral –donde se vivieron un sinfín de emociones-, la pareja y sus invitados dieron paso a la celebración; disfrutando de un maravilloso jardín, de una arboleda de encinas y fresnos, de un lago habitado por cisnes y de una acogedora casona frente al mirador, el banquete nupcial y la fiesta posterior de Javier y Raquel se hicieron inolvidables.
La pareja decidió vestir su boda de estilo clásico y tradicional, en armonía con la esencia natural de ambos escenarios… Así, y tomando como telón de fondo el maravilloso escenario del Cigarral, el lugar se llenó de un sinfín de detalles: potecitos de cristal con flores colgando de los árboles, la preciosa tarta de fondant, una impresionante pérgola de luces cálidas… Todo quedó precioso en una combinación perfecta de tradición con romanticismo.
Además, Javier y Raquel contaron con la voz prodigiosa de una amiga de la familia de la novia, que cantó para ellos el Ave María. Un momento maravilloso que, sin duda, cumplió por completo todo cuanto ambos soñaban para su gran día.
Pura magia
Javier y Raquel brillaron con luz propia en su gran día.
El novio apostó por un traje de Ramón Sanjurjo negro –un poco más largo de lo normal para recordar al clásico chaqué–, corbatón de rayas negras y grises con un alfiler en forma de flor con cristales, camisa de cuello italiano y gemelos redondos Calvin Klein.
Por su parte, Raquel lució un precioso vestido de Pronovias de corte sirena y unos hermosos tacones de encaje. Como peinado, la novia tenía claro que quería un moño bajo, así como un maquillaje natural. Un bouquet en tonos rosa y malva puso el broche de oro a un look nupcial de 10.
Sueños cumplidos
Sin duda, Javier y Raquel hicieron todos sus sueños realidad. Su boda, tan deseada, superó cualquier expectativa convirtiéndose en un día único e inolvidable, y haciendo brotar sonrisas y lágrimas de emoción. De todo ello fue testigo el equipo fotográfico de Fotografía Cubodeluz, que a través de su cámara captó la magia de cada instante. ¡Dejaos inspirar con ellas!