La boda de Javier y Carmen: un romántico "sí, quiero" en la bella Granada
Tras haber coincidido durante veranos en Jaén, Javier y Carmen nunca imaginaron que detrás de ese cruce de miradas se escondía algo más. Un amor único, un idílico romance que duraría más de 7 años y les llevaría a vivir un día inolvidable: ¡su boda!
Javier y Carmen son como esos amores de verano que, lejos de quedar en el olvido, acaban consolidándose en el tiempo. Esta es su historia. Bien casualidad o destino, sus caminos se cruzaron pues los padres de él y los tíos de ella residían en la misma urbanización en la andaluza y bella Jaén. Y así, tras coincidir algunos meses más cálidos del año, hacia el 1998 surgió algo especial entre ambos, tan fuerte y latente que les acabaría llevando a compartir más de 7 años juntos; una historia sin final pues, después de ese tiempo, Javier y Carmen decidían dar un paso más en su relación.
Edimburgo escenario del amor
Aprovechando un viaje a Edimburgo que hacían en mayo, Javier consideró que justamente ese debía ser el momento para lanzar la romántica propuesta a la joven que, sin dudarlo ni un instante, ya se había convertido en la mujer de su vida. Así, durante una velada en un restaurante con más de 400 años de historia situado en las cercanías del imponente castillo de la ciudad, Javier daba el paso ante el asombro de su chica y, por supuesto, el gran "¡sí!".
Naturalidad personalizada
Javier y Carmen soñaban con la celebración de un enlace personalizado que además desprendiera absoluta naturalidad. Para ello, ambos escogieron los hermosos telones que ofrece la ciudad de Granada, concretamente la iglesia de San Gil y Santa Ana para la ceremonia y el salón Carmen de los Mártires para la posterior celebración nupcial –con la persistente ayuda de Catering Velázquez–.
Siguiendo su línea más personal, la pareja optó por vestir el mágico escenario de su "sí, quiero" de un estilo clásico y elegante. Ambos soñaban con la celebración de una boda "de toda la vida", aunque siempre con un toque propio que lograra desprender una esencia natural y distintiva. Para ello, la pareja se inspiró en el estilo francés para la creación de pequeños rincones como el candy bar y en el estilo londinense para poner el broche de oro a detalles como, por ejemplo, los meseros. A su vez, con esto último quisieron hacer un pequeño guiño a la capital inglesa que, desde hacía unos años, se había convertido en su ciudad de residencia.
Del mismo modo, pero rindiendo homenaje a la tierra andaluza, Javier y Carmen contaron con un espectáculo de flamenco del grupo ¡No ni ná! Flamenquito para que amenizara los momentos de la fiesta postboda. ¡Absolutamente brillante!
Esencia romántica
La novia apostó por lucir en su gran día un precioso vestido brocado en seda natural de Jesús Peiró, zapatos Jimmy Choo y un recogido romántico que acabó de poner ese toque de exquisitez en su look nupcial. Por su parte, Javier se decidió por un chaqué de Fuentecapala, zapatos Lotusse, así como por unos gemelos Cartier y un reloj TAGHeuer como complementos.
Un día divertido y absolutamente especial
Sin duda, además de por su absoluta belleza, el gran día de Javier y Carmen destacó por ser especial, emotivo y muy divertido… Un "sí, quiero" inolvidable del que tuvo la gran fortuna de ser testigo el equipo fotográfico de Xpression International. Hablamos de imágenes distintas, resultado de un trabajo laborioso que no buscó más que el objetivo de reflejar al detalle la esencia más romántica, natural y elegante de la boda de esta mágica pareja. ¡No perdáis detalle!