La boda de Ingrid y Ryan: un amor que no conoce fronteras
Una relación nacida de dos culturas, una historia que comenzó con la complicidad de Ingrid y Ryan... Dos jóvenes que, enamorados, supieron convivir con la distancia que separa Estados Unidos y Brasil, culminando su amor en un "sí, quiero" de ensueño.
Ingrid y Ryan son una pareja muy especial y, del mismo modo, lo fue su romántico "sí, quiero". Después de años de noviazgo, en los que la palabra distancia estuvo más presente en su relación de lo que ellos hubieran querido, el río llegó a su cauce de la mejor manera posible: uniendo sus corazones en un solo, juntando sus caminos y, todo ello, en un gesto romántico, simbólico e importante en la vida de ambos: casándose.
Un enlace multicutural
Dos culturas se unieron en un día mágico, rindiéndose ante el amor de Ingrid, brasileña, y Ryan, natural de Estados Unidos. Así, la boda de esta pareja resultó ser una mezcla perfecta de estos fantásticos países –tan diferentes como únicos–, que ambos enamorados vivieron de forma absolutamente íntima, con sus más familiares y amigos más cercanos. En total, fueron dieciséis las personas que presenciaron uno de los días más mágicos en la vida de Ingrid y Ryan.
Frigiliana –municipio de la provincia de Málaga–, un precioso lugar situado muy cerca de Nerja y, más concretamente, su mítico balcón de Europa, en plena naturaleza y con unas imponentes vistas como telón de fondo, fue el espacio escogido por la pareja para convertirse en marido y mujer. Hablamos de una tierra bañada por la luz, por un verde absolutamente brillante y por el blanco de sus cálidos pueblos.
Un escenario de cuento para la ceremonia
Al margen de una intimidad mágica –que logró desprender una esencia única durante todo el enlace– la boda de Ingrid y Ryan se caracterizó por su personal naturalidad. Las vistas fueron las protagonistas del enlace, los novios lograron fundir la decoración con el propio lugar y todo ello conformó un escenario nupcial sin igual. Sencillo pero especial, envuelto en un aire rústico y romántico incomparable, el "sí, quiero" de Ingrid y Ryan se vivió en un pequeño rincón con vistas a la montaña, donde una mesa camilla envuelta en seda blanca y un banco de madera cubierto con la misma seda y flores lograron transportar a novios e invitados a un lugar digno de cuento.
Tras la ceremonia, Ingrid y Ryan habían organizado un menú nupcial tipo cóctel y una cena en la más plena intimidad, lo que se convirtió en el vaticinio de una noche inolvidable. Bajo la luz de las estrellas y de una caseta envuelta en luces cálidas, Ingrid, Ryan y sus más queridos compartieron momentos únicos... A ellos se sumó una exquisita mesa de dulces que logró seducir a todos los paladares hasta bien entrada la noche.
Los look de la pareja
Ambos novios lucieron radiantes para la ocasión. La novia apostó por un vestido de corte sencillo, con encaje y escote en V. Además, lució un precioso semirecogido trenzado que, junto a un delicado ramo en todos azules y nude y unos zapatos planos de encaje, culminaron un look nupcial impecable. El novio, por su parte, se decantó por un traje clásico en tonos oscuros y por una pajarita con topos de color.
De este mágico, íntimo e inolvidable día fue testigo el equipo fotográfico de Daniel Márquez, que supo captar con delicadeza la felicidad más absoluta y el amor que desprendía esta preciosa pareja... No perdáis detalle del gran día de Ingrid y Ryan.