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Bodas

La boda de Henar y Gerard: un amor hecho a medida

El destino les dio un regalo... Henar y Gerard se conocieron y parecía que ambos tenían su historia escrita desde el inicio. Tras años juntos, se dieron el "sí, quiero" en una boda donde personalidad, sencillez y amor brillaron con luz propia.

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Laia Ylla Foto

Azar o destino, Henar y Gerard debían estar juntos. Así, parece que estos jóvenes enamorados estaban predestinados a unir sus caminos para vivir una historia basada en la amistad, el amor, la felicidad y la confianza plena. Tras varios años juntos y tan enamorados como el primer día, la pareja no quiso dejar escapar la ocasión, su ocasión: ambos soñaban con darse el "sí, quiero" y era el momento idóneo para hacerlo.

Delicadeza y cuidado

Henar y Gerard escogieron Olivella –un precioso municipio de la comarca del Garraf (Barcelona)– para la celebración de su mágico día. Concretamente, la pareja se decidió por una masía típica catalana repleta de espacios acogedores y rodeada de naturaleza: Masia Pou de la Vinya. De esta forma, los jóvenes vivieron su romántica cita rodeados de un paraje único, cerca del Parque Natural del Garraf y un día después de la verbena de San Juan; un aliciente que proporcionó una esencia todavía más especial en su "sí, quiero". 

A la belleza del paisaje, se sumaron varios meses de dedicación por parte de Henar y Gerard, que quisieron personalizar su boda hasta el mínimo detalle. Cada elemento presente en su enlace tenía un porqué; y todo ello, unido al cariño que la pareja depositó en vestir su escenario –con la ayuda incondicional de Que Salga el Sol–, se notó en el resultado final. Una boda romántica, personal y delicada

Los novios apostaron por una decoración rústica, en una celebración con fardos de paja –que sirvieron como asientos durante la ceremonia–, detalles de madera y mimbre, guirnaldas de papel, luces cálidas y un sinfín de flores silvestres. La luz del atardecer conformó un juego de colores que se fundió con la belleza del escenario y de la propia decoración, regalando imágenes difíciles de olvidar. 

El gran día finalizó con una cena desenfadada, aunque exquisita para el paladar, que permitió a novios e invitados interactuar y disfrutar de cada momento juntos. Tras reponer fuerzas, las sorpresas no cesaron. La novia despuntó con una coreografía impecable y los amigos entregaron un regalo en forma de vídeo a los recién casados. Momentos únicos e inolvidables para todos los presentes.

Radiante sencillez

La novia lució sencilla y romántica. En definitiva, absolutamente hermosa. Apostó por un vestido de dos piezas de Laure de Sagazan, con detalles de encaje y escote redondo. Lo complementó con unas alpargatas blancas, un recogido desenfadado y un pequeño ramo de flores silvestres –obra de Studio Floral, que también fue el responsable de la decoración floral del enlace–. 

Por su parte, el Gerard escogió un traje en tonos azul marino, marrón y blanco. Aunque clásico, el novio se diferenció por esta mezcla de colores y por su pajarita de topos.

Un "sí, quiero" inolvidable

De este día lleno de magia debían guardarse un sinfín de recuerdos en forma de imágenes, y el equipo de Laia Ylla Foto se encargó de ello realizando un gran trabajo fotográfico. Magia, amor, diversión y emoción. Todo en un "sí, quiero" del que no debéis perder detalle.

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