La boda de Florencia y Eduardo: la unión de dos almas soñadoras
Boston y un Tasty Burger fueron los testigos del "sí" rotundo de Florencia a Eduardo, quién le pidió matrimonio con un arito de cebolla. Una pedida única a la que siguió una boda llena de personalidad y color. ¡Nos os quedéis sin ver su gran día!
Eduardo, ponferradino y biólogo molecular, y Florencia, argentina y diseñadora gráfica, decidieron darse el "sí, quiero" en un cálido día de agosto en Segovia. Su historia comenzó en Cádiz, tierra andaluza donde se conocieron y congeniaron por primera vez. No obstante, fue Madrid quién les ayudó a conocerse todavía más y a descubrir que estaban hechos el uno para el otro.
Un aro de cebolla como anillo
Una ferviente lucha por sus sueños quiso que Eduardo y Florencia se mudaran a Boston en 2014, donde comenzaron una nueva vida juntos. Después de una pedida de mano un tanto diferente, en una hamburguesería y con un arito de cebolla como anillo de compromiso, la pareja se casó en Boston de forma íntima. No obstante, ambos soñaban con una celebración por todo lo alto, donde familiares y amigos fuesen testigos y protagonistas indiscutibles de su gran amor... Y varios meses después ¡llegó el esperado día! Eduardo y Florencia anunciaron la celebración de su boda: el 1 de agosto de 2015 en el precioso Palacio de Hoyuelos en Segovia.
La ceremonia, celebrada en el patio del Palacio, se convirtió en un mar de lágrimas y en un juego de risas sin fin. Cada detalle fue emotivo y especial. La hermana de la novia fue la encargada de oficiar la ceremonia y de leer su poema favorito y los amigos de ambos no dejaron escapar la oportunidad de dedicar unas bonitas palabras llenas de sinceridad y cariño a la pareja.
Un banquete lleno de detalles
El catering Samantha de España, de la renombrada Samantha Vallejo Nagera, dio la bienvenida a un banquete nupcial único. El broche de oro, sin duda, lo pusieron un total de diez variedades de tartas que dejaron sin palabras a novios e invitados. Después del deleite de sabores, el día no pudo acabar mejor. La combinación fiesta, verano y piscina, hizo que todos los presentes disfrutaran al máximo hasta el último minuto, entre risas compartidas, grandes momentos y ¡chapuzones!
La decoración, realizada por el equipo de Elisabeth Blumen, destacó por una clara apuesta de luces, colores cálidos (rojos, naranjas, verdes, amarillos, blancos y púrpuras, en sus tonalidades más nude) y una mezcla de estilos rústico y shabby chic. Asimismo, la naturaleza cobró gran importancia en cada elemento de la decoración, con flores de todos los colores y enredaderas simulando pequeños árboles que cubrían parte de las paredes del Palacio. Por otro lado, Florencia quiso reflejar en toda la papelería de la boda su personalidad y profesión: desde las invitaciones hasta el seating plan de los invitados o las minutas de la boda fueron pensadas y diseñadas por ella.
Look boho chic
En cuanto al vestuario, ambos novios apostaron por looks bucólicos, en colores vainilla -ella-, y azul -él-. Florencia escogió un vestido de tirantes y aplicaciones de encaje de Free People Bridal. Una corona de flores como tocado y un ramo nupcial de estilo silvestre, también elaborados por Elisabeth Blumen, aportaron un toque de color maravilloso e imprescindible en su vestuario. Eduardo, por su parte, lució un sencillo traje con chaleco y corbata, en distintas tonalidades de azul. Sus pantalones y el prendido, en tonos marrones, beige y verdes, rompieron con esta uniformidad cromática. Ambos quisieron unificar sus looks con un detalle muy especial que compartieron durante todo el día: un tatuaje temporal con las palabras "Sí, quiero".
Florencia y Eduardo vivieron un día lleno de intensas emociones, que el equipo fotográfico de Leafhopper Weddings supo reflejar en cada instantánea. Hablamos del recuerdo imborrable de una fantástica boda que hoy podéis disfrutar. ¡Os encantará!
