La boda de Emma y Víctor: un amor unido por la música
Emma y Víctor se conocieron en un festival de música y, un año después de ese primer encuentro, ambos jóvenes iniciaron su mágica relación. Tras tres años, el cumpleaños de Emma se convirtió en el momento idóneo para un pedida única...
El festival de música FIV de Vilalba, celebrado en 2012, fue el escenario en el que Emma y Víctor se encontraron por primera vez. Tras compartir una bonita amistad durante un tiempo, ambos jóvenes acabaron sintiendo un feeling especial que les llevaría a comenzar una intensa historia de amor. Pasados tres años –y después de haber hablado varias veces sobre la idea de darse el "sí, quiero"– Víctor daba el esperado paso en el cumpleaños de su chica y formulaba la gran y tan romántica pregunta. Después de un indudable "¡sí!" por parte de Emma, ambos comenzaron a organizar el que se convertiría en uno de los días más felices de sus vidas.
Ocho meses después de esa pedida inolvidable, llegaba el gran día. Borio (A Coruña) y concretamente el restaurante Chicolino Restauración –con unas infraestructuras modernas y una decoración exquisita– se convirtió en el escenario privilegiado de su "sí, quiero". La pareja apostó por la celebración de una boda civil en los jardines del propio restaurante, que se bañó en una decoración exquisita, inspiracional y llena de gusto, marcada por una mezcla de estilos única: romántico y rústico. Así, ambos novios buscaban reflejar su esencia más personal y la representación de sus propios gustos; arreglos florales en tonos blancos y verdes, cestos de mimbre y paja, limones como centros de mesa, maderas... Y todo ello envuelto en un guiño a su mayor pasión y a aquello que logró unir sus corazones en uno solo: la música. Por ello, detalles musicales –como discos de vinilo, por ejemplo– tuvieron gran presencia durante toda la celebración, convirtiéndose en los protagonistas indiscutibles de la decoración de la boda.
En cuanto al look, los novios quisieron seguir reflejando su esencia más personal. Así, Víctor se decantó por un precioso y elegante esmoquin negro, de Hackett London, que completó con unos tirantes y unos zapatos acharolados. Por su parte, Emma lució un precioso diseño hecho a medida y sin volúmenes, con escote en la espalda y una abertura en la falda. Además, al vestido lo complementaban cristales Swarovski, que lucían sobre todo en la parte de la cadera y en las mangas con vuelo de encaje. Los zapatos escogidos fueron unos Uterqüe en color nude y tacón plateado, con pequeños detalles de cristal en la puntera. En cuanto al ramo, Emma apostó por un bouquet del mismo estilo que el resto de la decoración floral de la boda, en tonos blanco y verde, con margaritas, rosas, paniculata y olivo. Y en el pelo lució una diadema de porcelana de flores y hojas, en tonalidades blancas y plateadas, realizada de manera completamente artesanal por Diane Onlooker.
Pablo Chouza y su equipo fotográfico tuvieron el placer de presenciar uno de los días más maravillosos de esta pareja, que convirtió su boda en un momento único para todos los presentes. En definitiva, un enlace lleno de romanticismo y personalidad, donde los sentimientos de novios e invitados brotaron a flor de piel. No os perdáis detalle de este mágico reportaje fotográfico; el reflejo nítido de la felicidad absoluta.