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Bodas

La boda de Carlos y Celia: un enlace de inspiración rústica con un estilo único

Compartir una amistad de la infancia cambió la vida de Carlos y Celia por completo. Después de enamorarse y vivir un noviazgo de diez años, ambos se dieron el "sí, quiero" en un enlace donde naturaleza y exquisitez fueron protagonistas indiscutibles.

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Manuel Garrido

Una noche de fiesta, en la que tanto Carlos como Celia se animaron a salir con amigos de la infancia, cambiaría la vida de ambos jóvenes para siempre. De esta bonita casualidad nacería un amor único que empezaría cociéndose a fuego lento y acabaría forjándose en una relación de noviazgo de más de diez años. Pasado ese tiempo, Carlos y Celia decidirían seguir su camino de la mano con la celebración de un enlace único e inolvidable.

La Alquería El Machistre, situada en la bonita localidad de Alboraya, en Valencia, se convertiría en el escenario elegido por la pareja para darse el tan especial "sí, quiero". El motivo principal que animó a Carlos y a Celia a escoger este magnífico enclave fue su amor por la naturaleza y el hecho de que vieron reflejada en la Alquería la perfecta representación de ambos y de todo cuanto habían deseado para su boda. El espléndido complejo –compuesto por edificios de gran belleza arquitectónica y ubicado en un agradable entorno rural de campos y huertos– acabaría acogiendo tanto la ceremonia civil como el resto de la celebración, banquete y fiesta postboda

Para la ocasión, tanto Carlos como Celia lucieron espectaculares. Él apostó por un traje de la Colección 2015 de Hugo Boss en negro, por una camisa blanca –también Hugo Boss– y una corbata y un chaleco gris de Olegario. Unos zapatos a juego con el cinturón de Lotusse, unos gemelos de Loewe –regalo del padre de la novia– y el reloj de la pedida –un Conquest de Longines– pusieron el broche de oro al look de un novio impecable. Por su parte, Celia se decidió por un modelo de la Colección 2015 de Pronovias, sencillo y elegante, de corte en A –con un precioso cinturón enlazado cubriendo su cintura– y escote barco. Como zapatos, la novia eligió unos tacones clásicos de Unisa –también en blanco– y, como ramo de novia, apostó por el estilo campestre de un precioso bouquet compuesto por lavanda, espigas, paniculata y siemprevivas. Las joyas culminaron con el look de una novia absolutamente brillante: una pulsera de oro y brillantes de Cartier –regalo de su madre–, el anillo de pedida y unos pendientes compuestos por rubíes y diamantes –obsequio de su abuela–. Asimismo, Celia confió en Fala Cuartero para un maquillaje natural y un peinado al más puro estilo Audrey Hepburn, al que añadió una preciosa tiara.

Ambos buscaban una boda alejada de convencionalismos, con gran personalidad y un sinfín de detalles originales, y todo bajo la misma esencia rústica que caracterizaba al frondoso paisaje de la Alquería. Por ello, decidieron destinar todos y cada uno de los espacios del lugar a la celebración de los distintos momentos del gran día, y aprovechar así con su enlace cada rincón natural del precioso enclave valenciano. Para la ceremonia, Carlos y Celia se decidieron por una de las zonas más verdes de la Alquería, compuesta por césped y grandes árboles. Para dar la bienvenida a sus invitados tal y como merecían, la pareja puso a su disposición limonada fresca, dando así una cálida acogida a su gran día con un producto igual de natural del que lo sería el resto de la celebración. Del mismo modo, cada motivo de la decoración fue un guiño de plena esencia campestre: los asientos de la ceremonia eran alpacas decoradas con telas de color pastel y el camino al altar estaba forrado por una preciosa alfombra de tela de yute con unos cubitos de latón con flores silvestres en los laterales. Asimismo, el altar se componía de madera y una mesa envuelta en un mantel de tela arpillera, decorada con dos jaulas de latón en tonos nude

Después de una romántica ceremonia civil, Carlos y Celia, así como sus invitados, pasaron a otro de los espacios de la Alquería reservado para su gran día. En ese lugar les esperaba un estupendo banquete de la mano del grupo Espacio Bolets i Foc Catering, que organizó una cena tipo bufé –alejada por completo del clásico menú de bodas–, con comida típica de distintos países y de cada uno de los continentes del mundo. Sin duda, un curioso menú que no dejó indiferente a nadie y que consiguió deleitar hasta a los paladares más exquisitos. El estilo rústico también estuvo presente en ese momento de la celebración, convirtiéndose en protagonistas indiscutibles de la cena todo tipo de elementos campestres como madera, tarros de cristal, velas, flores silvestres o mimbre como bajo platos, además de unas preciosas bombillas que iluminaron la velada con una romántica luz tenue. Destacó la zona de recreo destinada a los más pequeños de la celebración, quiénes pudieron disfrutar de un espacio único con infinidad de juegos y juguetes. Y después del banquete llegó uno de los momentos más deseados por todos: la fiesta postboda que Celia y Carlos abrieron con un mágico baile al son de la canción Moon River, de Andy Williams –más conocida por ser cantada por la mítica Audrey Hepburn en Desayuno con diamantes–. 

Momentos únicos se vivieron en la boda de Carlos y Celia, y así los pudo inmortalizar el fotógrafo Manuel Garrido, quién supo captar a la perfección cada instante, cada gesto de complicidad y cada lágrima desprendida por un cúmulo de emociones infinitas... Emociones de las que hoy podéis hacernos eco gracias a este maravilloso reportaje del que no debéis perder detalle. 

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