La boda de Antonio y María: un "sí, quiero" romántico y elegante

Después de vivir una idílica historia de amor, Antonio y María decidieron fundir sus corazones y unir sus vidas en un solo camino. Así, ambos enamorados se comprometían en un enlace absolutamente único y personal, donde el color, la elegancia y el romanticismo más nítido brillaron con luz propia.

Una ceremonia en el centro de Marbella

Desde un principio, esta pareja de jóvenes enamorados tuvo claro el lugar en el que querían vivir su tan soñado "sí, quiero". Sin pensarlo, Málaga y su ciudad marbellí, y La Meridiana del Alabardero, un precioso lugar alejado del cliché de Marbella y sus enlaces a pie de playa, se convirtieron en el perfecto telón de fondo para Antonio y María, quienes vivirían la cita más romántica de sus vidas. Espacios exclusivos, grandes jardines y la belleza de época del palacete, datado del 1800, junto a la esencia más cálida de las tierras andaluzas, acabarían fundiéndose de forma impecable con la decoración que ambos enamorados habían pensado para su tan soñada boda.

El primaveral mes de mayo sería el escogido por Antonio y María para celebrar su boda al aire libre, entre la belleza natural y la intimidad propia de los jardines de La Meridiana. No obstante, en un primer lugar quisieron cumplir con el sueño de celebrar una ceremonia religiosa y, en este caso, sería la preciosa iglesia de Nuestra Señora de la Encarnación, en pleno casco antiguo de Marbella, el escenario que acogió su mágico "sí, quiero". 

Las pamelas, protagonistas

La profesionalidad de EventoShop y el magnífico trabajo floral de Flores Daguerre ayudaron a que los escenarios –tanto el que acogió la ceremonia como el de la celebración posterior– fueran el reflejo más nítido de la personalidad de la pareja y de todo aquello cuanto deseaban para su gran día. Así, entre una esencia plenamente romántica, con toques clásicos y un guiño al precioso estilo shabby chic, los maravillosos enclaves en los que Antonio y María vivieron un día lleno de intensas emociones se tiñeron de colores nude impecables, románticas flores como la silvestre paniculata, ventanas –que ayudaron a conformar detalles del enlace como el seating plan–, maderas pintadas de blanco, tela arpillera en combinación con manteles de un blanco impoluto y cristal. Además, las pamelas de las mujeres adquirieron gran protagonismo; conformando parte de la temática del enlace y aportando un toque de elegancia y originalidad absoluta, la boda de Antonio y María se caracterizó por la presencia de un sinfín de pamelas, que llegaron incluso a formar parte de la decoración de las mesas del banquete nupcial. 

El look de los novios

En cuanto al look, y siguiendo el hilo de estilos de la decoración de su boda, ambos novios lucieron un vestuario lleno de elegancia y romanticismo. María lo tenía claro y apostó desde el primer momento por Yatelier para que le confeccionaran su precioso vestido de novia: un modelo liso, sencillo y con un bonito cinturón en tonalidades nude que le daba un toque absolutamente personal. En cuanto al cabello, María quiso que las manos de una amiga de la familia le hicieran un peinado único. De esta forma, la novia lució una preciosa trenza en espiga dividida en dos partes y coronada con un recogido y una peina, dejando caer así algunos rizos por los lados. El novio, por su parte, optó por un clásico chaqué en tonos azules y por una corbata con pequeños topos blancos que le daban un aire diferente y algo desenfadado a su vestuario. 

El equipo fotográfico de Luna & Luna tuvo el placer de presenciar uno de los días más importantes en la romántica historia de Antonio y María, retratando en cada instantánea la felicidad vivida en su enlace. Fotografías llenas de luz y color, convertidas en un recuerdo único de aquel gran día. No perdáis detalle de la belleza de esta boda.