La boda de Andreu y Ariadna: de la universidad a una pedida mágica en París
Compartiendo universidad y después de años de amistad, Andreu y Ariadna comenzaron a caminar un mismo camino de la mano. Enamorados, París sería el escenario de una pedida inolvidable y su "sí, quiero" se convertiría en un instante lleno de magia...
La Universidad Pompeu Fabra es el escenario que vio nacer la amistad más sincera y el amor más puro y real entre estos dos enamorados... Andreu y Ariadna se conocieron en sus años de estudiantes, forjando su relación en una amistad de tres años inolvidables. No obstante, su amistad fue más allá y, poco a poco, de esa relación surgiría una complicidad única, que haría que tanto Andreu como Ariadna quisieran comenzar a hacer un mismo camino de la mano.
Después de varios años de noviazgo, llegó el gran momento. Tomando como escenario la inmensidad, la belleza y la elegancia más nítida de París y su Torre Eiffel, Andreu se arrodillaba ante el amor de su vida para hacerle la tan deseada pregunta en su cuarto año de relación... Después del "sí", solo quedaba organizar el que se convertiría en uno de los mejores días en la vida de la pareja.
La Masía Vilasendra, una preciosa casa rural catalana de encantadora vegetación, se convirtió en el escenario ideal para el maravilloso enlace de Andreu y Ariadna. Así, este mágico enclave de Oristà (Barcelona), acogió por un día una celebración de inconfundibles estilos rústico y hipster, en la que también destacó la esencia más personal de la pareja con unos detalles elegantes y sencillos, alejados de cualquier tipo de ostentosidad, donde el borgoña cubrió gran parte del escenario. El día de su quinto aniversario como novios, Andreu y Ariadna se dieron el "sí, quiero" en un enlace en el que destacó una decoración única. La tía de la novia, Marta, especialista en la restauración de muebles y de los detalles handmade, se encargó de teñir el escenario de la masía de una decoración DIY impecable. Amantes de la decoración personalizada, la pareja le encargó también un serie de juegos de feria que, sin duda, pusieron un toque absolutamente distintivo a su boda. Lanza bolas, jengas gigantes y limbos –entre otros–, añadieron una nota excepcional al gran día y amenizaron las horas del banquete nupcial. La entrada de ambos novios en sidecar a la ceremonia daría la bienvenida a esa esencia tan especial que el escenario y la decoración lograrían después transmitir.
El estilo y la personalidad de la pareja se vislumbró también en sus looks. Amante del encaje y de la sencillez, Ariadna escogió un precioso vestido vintage sin volúmenes: Shayla, de Maggie Sottero. Cumpliendo esta misma línea de sencillez, los zapatos fueron unas cuñas de esparto de Eduard Castillo. En cuanto al ramo y al tocado floral, ambos corrieron a cargo de la Bouquetería, dentro de ese estilo vintage tan definido en Ariadna, quien apostó por la rosa para ambos complementos. El broche de oro a su look de ensueño lo puso La Niña de los Peines con un peinado y un maquillaje absolutamente impecables. Por su parte, Andreu se decantó por un traje a medida confeccionado en Señor. Además, escogió una pajarita borgoña de lunares blancos, que logró dar a su vestuario un toque más desenfadado. En cuanto a los zapatos, unos Oxford Legate marrón oscuro, de Pedro del Hierro, hicieron de Andreu un novio elegante con un punto retro muy auténtico.
Entre la sencillez, la intimidad y la juventud, la romántica cita de Andreu y Ariadna se convirtió en un día inolvidable que sus más allegados –familiares y amigos con los que compartían su día a día– pudieron disfrutar a lo grande. También lo hizo el equipo fotográfico de LuzGrabados, pues tuvo el placer de presenciar un enlace absolutamente especial y fotografiar cada instante, cada sonrisa y la felicidad más absoluta en el rostro de todos aquellos quienes pudieron vivir el gran día. Disfrutad vosotros también de esta mágica boda...